Gente que Cuenta

Picantes, por Lucy Gómez

CAROLINA REAPER chilli seeds Atril press
Picante Carolina Reaper

Los llamamos ajíes, chiles, guindillas, rocotos, pimientos picantes.  Arden en la boca y en la piel y son amados u odiados, no provocan  reacciones tibias.

Hace 7500 mil años se cultivaban ya en América: rojos, naranjas, amarillos, verdes. Cuentan que el nombre de pimientos se los puso Colón, porque cuando se los metió en la boca, tuvo la misma sensación de calor que da la pimienta. En cambio, el nombre de chile viene del náhuatl, chili. La planta es originaria de México, Centroamérica y Sudamérica. Los colonizadores, misioneros y comerciantes españoles y portugueses los esparcieron por Europa, el sudeste asiático y África  en los siglos XVI y XVII.

A mí me gustan. Pero entiendo el inmenso rechazo que producen en gran parte de mi familia, así que mis polvitos y mis salsas las cargo en porciones individuales.

El picante es producido por la capsaicina, una resina aceitosa cien veces más fuerte que la pimienta. Cuando se pone en contacto con las mucosas de la boca, los ojos o las yemas de los dedos, estimula neurotransmisores que incentivan receptores de dolor. La respuesta del cerebro es producir endorfinas que generan saliva y sudor.

La escala de medición de ese picor la patentó un químico norteamericano, Wilbur Scoville en 1912.  Así comenzaron las competencias anuales para conseguir el chile más picante del mundo. El número de unidades Scoville o SHU indica la cantidad de capsaicina en una muestra. Antes, se medía con jurados especialistas, hoy, con registros anuales de alta tecnología que se hacen a muestras de  todo  el mundo. El campeón actual es el Carolina Reaper, con 2.200.000 SHU.

Es la misma planta que la variedad dulce, el pimentón, y se cultivan igual. Vive entre 10 y 35 C, debe estar a pleno sol, por lo menos 6 horas diarias y las semillas son lentas, se tardan hasta tres semanas en germinar.

Saca las semillas de un chile maduro que te guste con un cuchillo o un tenedor, sin dañarlas, y lávalas con té de manzanilla, que facilita la germinación. Las colocas en papel toalla y las secas al sol un par de días. Luego que germinen, se trasplantan cuando tengan 15 centímetros de alto. El semillero puede estar dentro de la casa si afuera todavía hace mucho frío. Después, lleva la planta al sol y amárrala a un  palo que ayude a soportar la fruta e impida que toque el piso.

La mezcla de tierra que necesita es a base de un tercio de compost o humus y dos de tierra. Se riega con agua reposada 24 horas o agua de lluvia, si no, los frutos serán mas pequeños que el promedio. La tierra debe mantenerse húmeda, pero no empantanada. Maduran entre un mes y medio a casi tres meses, según la especie, y puedes conservarlos secos, pasándoles una aguja con un hilo fuerte a través del tallo y dejándolos secar en ristras, en un lugar ventilado. Que aproveche.

Lucy Gómez e1647642232444
Lucy Gómez Periodista, egresada de la Universidad Central de Venezuela. Fue jefe de redacción y de la sección política, de varios diarios de Caracas y Valencia, durante más de veinte años.
es experta en el cultivo de huertos de hortalizas y flores.
lucygomezpontiluis@gmail.com

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