Gente que Cuenta

Plantas de supermercado, por Lucy Gómez

Jacob Lawrence Atril press
Jacob Lawrence,
Flora del supermercado, 1996

Me llamó por teléfono desde el súper, porque estaba frente a “una rebaja de matas”- Y, en consecuencia, dado mi historial delictivo (a mi casa le decían “la selva” cuando eran adolescentes) consideró amablemente que me gustaría tener alguna.

“Pero apúrate”, que no tengo tiempo.

-Bueno, por lo menos dime qué hay. (El otro día se apareció sin consultar con un pre-bonsái, que para sus cuentas iba a estar “listo”, “rápido”). Se sorprendió cuando le conté que todos estos árboles, antes de intervenirlos, (cortarle raíces, podar hojas, alambrar, dar forma, etc.) necesitan aclimatarse. Sentirse cómodos, y para eso, ni tocarlos, excepto para darles agua, comida (fertilizantes orgánicos como humus o compost) y sol.

Me dio una lista. Iba desde orquídeas y bromelias hasta frutales. Y entonces dijo la palabra mágica: frambuesas.  No eran rojas, sino amarillas. He tenido muchísimas y preciosas orquídeas. Han sido la pasión de mi vida y casi igual me pasa con las bromelias. Pero no se pueden comer con yogurt.

Me trajo la planta, que vino “a raíz desnuda”. Es decir, un palito con un par de brotes verdes y un manojo de raíces envueltas en arpillera o coleto con su poquitín de tierra, metida en una caja de cartón con unas instrucciones en tres líneas con símbolos.

Traducido y aumentado es lo siguiente: si ustedes quieren una planta productiva, es decir, comerse las frambuesas, trasládenla a una maceta de por lo menos 40 litros.  O si las plantan primero en una de 20 litros, cámbienla a otra mayor en lo que crezca unos diez centímetros más, porque las raíces lo hacen muy rápido, necesitan mucho espacio y no les gusta estarse rompiendo cada rato.

Asegúrense de que la maceta o la botella de plástico reciclada donde la siembren tenga muchos huecos de drenaje grandes en la base (si no tiene suficientes, perfórenlos) Luego, coloquen en el fondo una capa de piedrecitas, anime, arcilla expandida, carbón vegetal o loza rota, unos tres centímetros, cubran con tierra “universal” mezclada con un tercio de compost o humus de lombriz, metan la planta y sigan echando tierra y empujando hacia abajo con las manos, para que quede bien sujeta y  el cuello de la planta esté a unos dos centímetros más abajo del borde de la maceta, con la intención de que no se derrame el agua cuando la rieguen.

Colóquenla al sol, necesita entre ocho y diez horas diarias. Y átenla a un palo una vez crezca más de veinte centímetros. Viene de climas fríos, así que los inviernos no la asustan. Cuando la riegue no lo haga tanto que se empantane la tierra, porque lo odia. Dejen que se seque un poco antes de volver a regar.  Crece entre un metro a metro y medio. Protéjanla del viento y de los calorones y denle comida como compost o humus, cada mes por lo menos.

Lucy Gómez e1647642232444
Lucy Gómez Periodista, egresada de la Universidad Central de Venezuela. Fue jefe de redacción y de la sección política, de varios diarios de Caracas y Valencia, durante más de veinte años.
es experta en el cultivo de huertos de hortalizas y flores.
lucygomezpontiluis@gmail.com

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