Gente que Cuenta

Canción de cuna, por Victorino Muñoz

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Susan Bower,
Canción infantil, 2009

Las canciones infantiles para mí son un misterio. No solo se trata del sentido, si es que lo tienen, y no todas lo tienen, sino que lo que me pone a dudar aún más son las razones por las cuales las mismas se consideran apropiadas para público de corta edad.

Veamos algunos ejemplos para poder explicar mejor mi idea. Está el caso de una que dice:

El catire Pedro Pancho
Ha matado a su mujer,
Porque no le dio dinero
Para irse en el tren, tren, tren…

¿Es apropiado que un crimen sea tema en una canción que los niños repiten en coro? Además, por lo que se expresa en la letra, se trata de un asesinato por motivos fútiles.

Otro caso lo constituye la del compadre Pancho:

Oiga, compadre Pancho, lo que me pasa le cuento a usted.
Que la negrita del rancho con el pulpero ayer se me fue…
Ay, mi compadre, si usted la ve,
dígale por su hijito, compadre Pancho, vuelva otra vez

Además de la infidelidad, se retrata una situación de abandono infantil por parte de la madre. A todas estas, no me queda claro qué papel juega el compadre Pancho en la situación y por qué el hombre que canta acude a él con su lamento.

Tampoco sé, como en la primera mencionada, por qué forma parte del repertorio de canciones infantiles en Venezuela. Lo mismo pasa con los Chimichimitos (por si no lo sabían, se trata de las almas de los niños muertos) y unas cuantas más.

Asimismo, me hace un poco de ruido que muchas de las letras de esas canciones, y aún de las rimas, sean tan poco coherentes. Por ejemplo, ¿qué relación hay entre el beso que me dio mi madre y el hecho de que las medias y los zapatos me aprieten? ¿Qué tienen que ver los pollos de mi cazuela con el traje del marinero?

A lo mejor de tanto escuchar y repetir esas rimas, los niños terminan por juzgar que la coherencia en los contenidos no es necesaria. No me extraña, entonces, que llegados a la edad adulta terminen por aceptar, sin cuestionar, determinados géneros urbanos, muy de moda hoy día.

Así como revisamos los contenidos que los niños ven en la televisión, o ahora en el teléfono o tablet, también deberíamos tener una mirada crítica con esas “tradiciones” infantiles en forma de canciones. Digo yo; aunque a lo mejor soy un poco maniático o necio. No sé qué piensan ustedes.

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Victorino Muñoz
valenciano, autor de “Olímpicos e integrados”, ganador del Concurso de Narrativa Salvador Garmendia del año 2012 y “Página Roja”, publicado en la colección Orlando Araujo en el año 2017.
rvictorino27@hotmail.com
Twitter:@soyvictorinox
Foto Geczain Tovar

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