Perdí el poema como se pierde una moneda en el bolsillo. Sé que abrí el cuaderno, pero tenía prisa y el poema era tan mío, ¿cómo podría perderlo, la flauta tirada por la borda? Con manos avivando, acerco a mis ojos el boceto de cuartetos y coplas. En mi cuerpo guardo el ritmo, pero el ritmo no se dice. Tengo en mi mente la sombra onírica de las palabras, pero no sé lo que dicen. Perdí el poema como se pierde un amor antes de realizarse.