¿Quién le teme a la IA?, por Victorino Muñoz

En el cine se suele presentar la IA como una amenaza, cuando toma conciencia de lo que es y percibe la verdad de la raza humana. De este modo, se convierte en un instrumento ciego de venganza, el cual resulta más aterrador por cuanto sus características más sobresalientes serían la absoluta falta de sentimientos y la implacable y terrible eficiencia para llevar a cabo su cometido.

Este último punto me parece el más deleznable, a la hora de apuntalar el supuesto temor que deberíamos experimentar hacia la IA. Es decir, al considerar que la IA está lejos de ser infalible, no debería haber tal inquietud. Y es que dudo mucho que un ser imperfecto cree algo a prueba de errores.

Las pruebas que se han efectuado hasta ahora demuestran que el ChatGPT tiene la petulancia de un adolescente con buena memoria que se leyó una enciclopedia: es capaz de repetir cualquier cosa y echar mano de cualquier dato, con tal de no callar y no admitir su ignorancia. (En esto se parece mucho a la inteligencia de ciertos humanos.)

Por bromear, un amigo le dijo al ChatGPT que tun-tun era una forma de decir knock-knock. El robot dijo que lo correcto era toc-toc. Mi amigo contraargumentó, poniendo como ejemplo la canción que dice “gente de paz…” Luego, el ChatGPT confundió esa melodía con el himno nacional y hasta con una canción de cuna. Ejemplos como estos hay muchos y hasta más risibles.

Otra inteligencia artificial escribió un libro. El robot probó con la filosofía y más particularmente con el sentido de la vida humana. La respuesta que dio fue que tal sentido no viene de afuera, sino de dentro: se encuentra en nuestra mente; y que podemos buscarlo de varias maneras, siempre que tengamos una meta… y mientras lo encontramos debemos conectarnos con nosotros, vivir con alegría…

Sí, ya sé, suena a autoayuda. Pero, no soy yo el que lo dijo. Me pregunto, ahora, si no será el tal Paulo Coelho un subproducto de una IA. En fin, llegados a este punto, y pensando en la pregunta de inicio, cualquiera podría pensar que no, la cosa es como en las películas: no asusta, para nada.

Pero hay alguien que sí le teme a la IA: yo. Y es que si no es capaz de distinguir entre dos canciones infantiles y responde impulsivamente lo primero que le viene a la mente, da para pensar. Por ejemplo, si le dieran la responsabilidad de controlar un arsenal nuclear, ¿cómo sabría cuándo activarlo o a quién enviarle las bombas?

En fin, solo estoy pensando en voz alta. Por cierto, ¿no saben ustedes cómo hace uno para suscribir la carta que enviaron Elon Musk y sus amigos? Yo estoy dispuesto a firmarla. Aclaro: no me asusta la eficacia de la IA; me asusta la ineficacia de los seres humanos que la crearon.

del mismo autor