Gente que Cuenta

Te cuento que…
por Suzan Matteo

Romulus and Remus Atril press
Mosaico que representa a la loba con Rómulo y Remo, c. 300-400 d.C., Museo de la ciudad de Leeds, Inglaterra

Hoy las calles de Roma se llenan de un aura especial, como si el eco de los siglos resonara en cada rincón. Es el cumpleaños de la Ciudad Eterna, un momento para reflexionar sobre su misterioso pasado, sus grandiosos logros y su impacto perdurable en la historia.

La leyenda cuenta que la majestuosa capital del imperio que un día dominó el mundo conocido, tuvo un origen tan mítico como su destino. En las brumosas sombras del pasado, dos hermanos, Rómulo y Remo, nacieron bajo el signo de la divinidad en las orillas del Tiber. Abandonados a su suerte, fueron amamantados por una loba y criados en las áridas colinas del Palatino.

Al ardor de la juventud, decidieron fundar una ciudad y, con Rómulo a la cabeza, trazaron los límites y erigieron los cimientos. Pero el destino tenía sus propios planes, y la sombra de la tragedia se cernía sobre ellos. En un fatídico enfrentamiento, Rómulo acabó con la vida de su gemelo Remo, asegurando su supremacía sobre la ciudad que ambos soñaron. Así comenzó la epopeya de Roma, una mezcla de mito y realidad, de grandeza y tragedia.

Con el paso de los siglos, la ciudad se convirtió en un coloso de poder y esplendor, extendiendo sus dominios por todo el Mediterráneo y más allá. Sus calles bullían con la actividad de mercaderes y filósofos, de emperadores y esclavos, tejiendo una compleja red de intrigas y pasiones que han perdurado a lo largo del tiempo.

Pero incluso los imperios más poderosos están destinados a desvanecerse. En el año 330 d.C., el emperador Constantino transfirió la capital del imperio a Constantinopla, marcando el comienzo del declive de Roma como centro de poder. Durante la Edad Media, la ciudad fue objeto de invasiones bárbaras, hasta que el Papado se instaló allí y comenzó su lento renacimiento.

Fue en el siglo XV cuando la ciudad comenzó a recuperar su antigua gloria, gracias a los esfuerzos del Papa Nicolás V por restaurar sus monumentos y revitalizar su esencia. Las ruinas de Roma se convirtieron en testigos silenciosos de un pasado glorioso, mientras que sus monumentos se alzaron como faros de luz en la oscuridad del tiempo, recordándonos que, aunque los imperios desaparezcan, el espíritu de Roma perdurará por siempre en el alma del mundo.

Hoy, al celebrar el cumpleaños de Roma, nos sumergimos en su historia, en sus leyendas y en su legado. A medida que recorremos sus calles empedradas y admiramos sus monumentos, nos maravillamos ante la grandeza de una ciudad que ha resistido, y resistirá, el paso de los siglos.

¡Feliz cumpleaños, Roma, la Ciudad Eterna!

Suzan Matteo Atril press
Suzan Sezille de Matteo es caraqueña, cosecha del 52; ingeniero industrial aplicada al área social; esposa, madre de dos, que ahora abuelea y escribe desde Inglaterra.
suzansezille@gmail.com
IG @tomadodeaquiydealla

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