Que levante la mano quien no recuerde la serie Viaje a las estrellas, aquella con el Capitán Kirk y el Sr. Spock. Les dejo el video de presentación para que lo vean con la sonrisa cómplice de quien se acuerda.
Pero metámonos por la calle que hoy quiero transitar. En esa serie, cada vez que llegaban a un nuevo planeta, los de la nave se iban a una sala con varios círculos, se paraban en uno de ellos y poco a poco se disolvían hasta aparecer en el lugar que iban a explorar! ¡Era fantástico! Sin pasaporte, aeropuertos, aviones, esperas, maletas o aduanas subían y bajaban como perico por su casa.
Aquí pensando me gustaría saber por qué, con tanta cosa que han inventado, celulares, computadores, redes sociales, FaceTime, y por ahí sigue, todavía no hemos llegado al famoso teletransporte o beem down, que con tanta facilidad esa gente ponía en práctica.
Yo lo pregunto, porque con la imaginación de su cuenta, me he sorprendido teletransportándome a lugares que ahora me quedan lejos y a los que me gustaría ir, dar un fuerte abrazo, si da tiempo tomarme un café y ponerse al día, otro abrazo y de nuevo al tubo para llegar a tiempo a la hora de la cena.
A título personal confieso que sería un viajero frecuente, con o sin acumulación de millas.
Pero ya con los pies un poquito, no tanto, en la tierra, si resultara carísimo como un avión y fuera un lujo que no nos pudiéramos dar a cada rato, la siguiente pregunta sería: Si tuviera un único tique de teletransporte, ¿a quién iría a visitar? Me la hago yo y se la hago a ustedes. No hace falta que me respondan, apenas se las dejo para que la aprovechen y se construyan la fantasía completa con la persona de su preferencia, el tamaño del abrazo y los cuentos que echarían.
Según la serie, tenemos que esperar hasta el s. XXIII. Todavía falta mucho, pero el teletransporte de la imaginación ya está disponible. Así que buen viaje y muchos saludos…