Gente que Cuenta

Tiempos de algodón, por Luli Delgado

Henri Le Fauconnier Atril press e1683846084545
Henri Le Fauconnier,
La pequeña colegiala, 1907

ler em português

Blanca como un lirio y olorosa a nuevo, la trajimos de la tienda de uniformes para hacerle juego a los zapatos negros, que también sin estrenar, esperaban por el primer día de colegio. Ambos eran de un tamaño más grande de lo necesario, pero con lo caros que son y lo rápido que estás creciendo, así te duran más tiempo.

Terminadas las vacaciones, vino otro año de escuela. Pasaron la primera, la segunda, la tercera semana y una tarde regresó con la franela manchada de un líquido morado, que si así dejó el uniforme, calcula  lo que te debe haber hecho en el estómago.

Terapia intensiva de cloro y remojo, previa a la restregada y lavada de praxis y bueno, te la puedes seguir poniendo. Apenas le quedó un recuerdo rosado muy pálido, pero eso ni se nota.

Se acabaron las clases de ese año y a mediados del siguiente la pobre no daba para más, así que pasó a la categoría de fin de gaveta, para un apuro.

Otro año y ya no hacía falta uniforme, porque en los dos últimos años pueden ir con la ropa que quieran. Pasó a ser pijama…

Vino la graduación. Interminable, emocionante. Se acabaron los días de levantarse temprano, de preguntar a qué hora te busco, que cuándo es que tienes que entregar esa tarea y de ¿cómo me dices a las diez de la noche de un domingo que necesitas llevar mañana un metro de fieltro verde?

Mientras tanto, la franela logró sobrevivir hasta que un día, la que viene dos veces por semana, sin preguntar, la redujo a esas trizas que tanto ayudan en la limpieza.

Mi niña se fue a vivir a otro lado. Ya no bebe cosas moradas ni pide que le rece y le cante antes de dormir. Ahora es diferente. Le cuento de la casa, de cómo están las perras, que la vecina de al lado está construyéndose una terraza, que cortaron el árbol de la plaza y que las de la peluquería preguntaron por ella.
La echo de menos en cada pedacito de mi vida, pero la siento tan dueña de su propio espacio, que sería injusto de mi parte quererla de regreso al mundo al que la traje.

Van llegando las fiestas de fin de año y anuncia viene de visita. No más terminamos de hablar, empiezo a pasar revista a las mil cosas que debo arreglar para que encuentre su casa preciosa, como ella.

Lavo el edredón de su cuarto para que huela rico, repaso detalles, planto flores nuevas. ¿Y a quién me encuentro en mi afán porque la bandejita, el azucarero y el portarretratos queden de primera? Nada menos que con los restos de la franela, que blanca como un lirio, un día antes de empezar el colegio trajimos de la tienda de los uniformes.

Ser mamá no tiene igual…

IMG 8842
Luli Delgado es periodista venezolana, Master en Artes de Cine y  Video – por The American University, Washington, DC.
Fue Directora Ejecutiva de la Fundación Andrés Mata de El Universal de Caracas, y Gerente del Centro de Documentación de TV Cultura de São Paulo. Es autora de varios libros y crónicas.
delgado.luli@gmail.com

de la misma autora

26

Compartir en

    ¡Suscríbete a nuestro Newsletter!