Gente que Cuenta

Tu ventana,
por Lucy Gómez

windows Atril press
“tienen importancia las propias ventanas, que tienen que ver con la antigüedad del edificio, con los dueños de la casa, cuando las llenan de flores…”

Yo no me dejo ver por las ventanas. Tengo un viejo reparo con eso, que tiene que ver con imágenes de chismosas atisbando las vidas de otros, porque no tienen vida propia. Pero es, ya lo sé, un estereotipo. Hay muchos otros motivos para asomarse.

Ver la luna, por ejemplo, las luces de los aviones en la noche y la de los fuegos artificiales cuando hay fiesta en la calle, como Navidad, que está cerca. Los juegos de los niños en los edificios a lo lejos, es otra vista que me gusta mucho.

Y, por otra parte, tienen importancia las propias ventanas, que tienen que ver con la antigüedad del edificio, con los dueños de la casa, cuando las llenan de flores. Hay algunas muy artísticas y antiguas, que le dan carácter a tu ciudad.

El contenido de las menos planificadas indica la carrera, la improvisación y nuestra falta de espacio: se multiplican los tendederos de ropa, las bicicletas, triciclos y cajas. Plantas, unas más vivas que otras y algún transportín para cargar al gato o al perro.

Es así como las ventanas y los balcones revelan cómo vivimos. Es verdad que, para evitar las miradas, hay quienes las cubren completamente con cortinas o persianas. Cada quien tiene su criterio sobre su uso, además del obvio de dejar entrar el aire y la luz.

Por mi parte, creo que se deberían usar como puentes para que los pájaros y los insectos puedan cruzar nuestras ciudades, cada vez más grandes y ásperas. Para vivir, los animales tienen que atravesar desiertos de cemento, con apenas algunos árboles y parques donde comer, tomar agua, guarecerse. Es una de las razones de la extinción de especies y eso no nos conviene.

Así que uno de los usos racionales de tu ventana es amarrarle un bebedero de agua, una vasija de boca ancha, a la que rellenes un par de veces a la semana, para que los pájaros que cruzan e insectos como mariposas y abejas, beban. No cuesta nada. Si nos ponemos generosos, puedes echarle un poquito de azúcar al agua y vigilar que esté siempre limpia. Se pasarán la voz los pajaritos. Existen muchos diseños de hoteles para abejas y otros insectos que son fáciles de hacer. Pero creo que los mejores hoteles y restaurantes para ellos son las plantas. En países de cuatro estaciones o en el trópico, las que tienen flores proporcionan comida, agua y sombra. Para mí, no hay ventanas más bonitas.

Lucy Gómez e1647642232444
Lucy Gómez Periodista, egresada de la Universidad Central de Venezuela. Fue jefe de redacción y de la sección política, de varios diarios de Caracas y Valencia, durante más de veinte años.
es experta en el cultivo de huertos de hortalizas y flores.
lucygomezpontiluis@gmail.com

de la misma autora

9

Compartir en

    ¡Suscríbete a nuestro Newsletter!