Gente que Cuenta

Un barril de Mene para Su Majestad,
por Jimeno Hernández Droulers

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Ticiano, (1490–1576)
Retrato de Carlos V sentado, 1548
“En 1539, a la diminuta isla de Cubagua arribó, proveniente de Costa Firme, un tonel de grasa bruna. Venía de Araya y fue despachado a la corte de Carlos V, Rey de España y Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Su Majestad sufría de gota y sus médicos la trataban con aquel aceite, aliviando los dolores artríticos.

Aunque usted no lo crea, la historia del petróleo en Venezuela comenzó antes de la conquista. Al instante que arribaron carabelas españolas a nuestras costas, los aborígenes conocían los beneficios brindados a su precaria existencia por un aceite negro y espeso que brotaba en pantanos de la región.

Llamaban “Mene” esa sustancia que servía para mojar punta de varas, acercarlas a la hoguera y encenderlas como antorchas, o untar los maderos de canoas para protegerlas contra el efecto del agua e insectos.

En el año 1539, cuando, a pesar de sus carencias como agua dulce, madera o piedras, Cubagua era el principal puerto perlero del Caribe y edén de los primeros colonos, a la diminuta isla arribó, proveniente de Costa Firme, un tonel de grasa bruna. Venía de Araya y fue despachado a la corte de Carlos V, Rey de España y Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Su Majestad sufría de gota y sus médicos la trataban con aquel aceite, aliviando los dolores artríticos.

Dos siglos después, en 1799, cuando gobernaba Venezuela el Capitán General Manuel de Guevara y Vasconcelos, la expedición de los naturalistas Humboldt y Bonpland reportó el hallazgo de un manantial de petróleo en Araya, quizás el mismo que llenó el tonel despachado a Europa durante los primeros años de la colonia para tratar a Carlos V.

Al momento de recibir el reporte de Humboldt y Bonpland sobre el manantial de aceite en Araya, Guevara y Vasconcelos lidiaba con los residuos de la rebelión fraguada por Manuel Gual y José María España. Entonces, el tema del manantial de Araya quedó archivado durante una década turbulenta que derivó en la inevitable guerra independentista.

En octubre de 1839, trescientos años después del episodio del primer tonel de petróleo, el entonces presidente de la república, general José Antonio Páez, recibió noticia sobre un par de fuentes de petróleo, la primera en Trujillo y otra en Pedernales, diminuto poblado a orillas del Orinoco, en la provincia de Guayana. Las muestras fueron recolectadas gracias a diligencias de la “Sociedad Económica Amigos del País”, organismo creado unos meses antes de la separación de Colombia, dedicado a estudiar los recursos naturales del territorio, así como propuestas y posibilidades de mejorar la producción e industrias.

El científico que analizó las muestras fue el doctor José María Vargas.

Jimeno Hernandez Droulers Atril press
Jimeno José Hernández Droulers (1981) Abogado egresado de la Universidad Monteávila y cursó el MBA en gestión de entidades deportivas “Alfredo Di Stéfano” en la Universidad Europea de Madrid. Ha sido columnista de El Universal y guayoyoenletras.net, autor de “El crimen de Miraflores, Crónica sobre el asesinato de Juan Crisóstomo Gómez” y “Aventuras del Nuevo Mundo”.

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