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¡Mira… mira!,<br/>  José Manuel Peláez
177b, José Manuel Peláez

¡Mira… mira!,
José Manuel Peláez

Yo estaba engolosinado con desarrollar mi incomprensión acerca de cómo era posible que la Humanidad siguiera cometiendo los mismos errores: creyendo en quien no merece su confianza, alabando a quienes tienen pies de barro, riéndole las gracias a los que no saben más que aprovecharse de ellos. A mi encendido verbo, Manolo solo dijo:─ Te entiendo perfectamente, pero la explicación está a la vista – y siguió pendiente de mi discurso.La verdad era que me estaba quedando sin discurso porque la falta de rebote del adversario, o sea de Manolo, empezaba a agotarme, pero no me pensaba dar por vencido y me metí con las guerras de las que nunca hemos prescindido, de los innumerables triunfos de los villanos, del fracaso por no haber encontrado una forma de gobierno que nos haga felices a todos.─ ¿Por...
False memories,<br/> by Clifford Thurlow
177b, Clifford Thurlow

False memories,
by Clifford Thurlow

leer en español     We would all like to go back and change the past with its medley of true and false memories. But the past is not as fixed as we imagine. The future is in flux and the present is the only certainty.Your head is a broken picture of disconnected puzzle pieces. As old memories grow distant, the person you see in that memory seems to have little or no connection to the person you are now. This is not abnormal. It is healthy.Memory is elastic. It adapts. We vividly recall what’s important for survival. If you walked on the thin ice of a lake and got soaked when you fell in, you remember that. You remember that fire burns and silent dogs are dangerous.Memories attached to emotions stay longer in the brain: first love, the sudden death of someone close. The rest is mind dust ou...
Lectura y cuenta,<br/> por Victorino Muñoz
177b, Rafael Victorino Muñoz

Lectura y cuenta,
por Victorino Muñoz

En el año 1992 comencé mis andanzas como autor propiamente dicho, es decir, comencé a publicar las cosas que escribía. Se trataba de unas reseñas sobre libros, las cuales aparecían en la página de cultura del periódico El Carabobeño.Para organizar lo que iba a publicar, decidí hacer algo como así como un diario de lecturas. Anotaría el nombre de autor, lugar de nacimiento, título del libro, año, editorial, entre otros datos; además de un comentario sobre el texto. Eso fue lo que preví.Con el tiempo y la falta de ocasiones, dicho diario fue convirtiéndose en mera lista, es decir, anotaba los datos pero olvidaba o no podía asentar el comentario, por la falta de tiempo. Pasé luego esta lista a un cuadro de Excel y fui manteniendo, pese a todo, la costumbre de inventariar las lecturas, haciend...
Un barril de Mene para Su Majestad,<br/> por Jimeno Hernández Droulers
177b, Jimeno Hernández Droulers

Un barril de Mene para Su Majestad,
por Jimeno Hernández Droulers

Aunque usted no lo crea, la historia del petróleo en Venezuela comenzó antes de la conquista. Al instante que arribaron carabelas españolas a nuestras costas, los aborígenes conocían los beneficios brindados a su precaria existencia por un aceite negro y espeso que brotaba en pantanos de la región.Llamaban “Mene” esa sustancia que servía para mojar punta de varas, acercarlas a la hoguera y encenderlas como antorchas, o untar los maderos de canoas para protegerlas contra el efecto del agua e insectos.En el año 1539, cuando, a pesar de sus carencias como agua dulce, madera o piedras, Cubagua era el principal puerto perlero del Caribe y edén de los primeros colonos, a la diminuta isla arribó, proveniente de Costa Firme, un tonel de grasa bruna. Venía de Araya y fue despachado a la corte de Ca...