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Visitantes precolombinos – Rafael Sylva Moreno

Monedas romanas en Venezuela. Inscripciones fenicias en el Brasil. Mensajes inscritos en piedra por viajeros perdidos en la selva tropical; indígenas de pelo y ojos claros en la Goajira venezolana.

¿Qué significa todo esto, qué misterio esconde?

Corría el año de 1872, y por esos días, un ingeniero brasileño llamado Francisco Pinto, aficionado a las exploraciones y a la arqueología, descubrió en una de sus excursiones por lo profundo de la selva brasileña un grupo de 20 cuevas. En estas cuevas, encontró además unas extrañas inscripciones que le parecieron de origen fenicio. Pinto las llevó al Director de Historia y Geografía de Brasil, y éste confirmó sus sospechas acerca del origen de esta rarísima escritura.

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La famosa inscripción de Parahyba, que narra la odisea de un grupo de fenicios perdidos en Brasil.

En 1880 el gobierno del Brasil, en colaboración con un científico francés, el Dr. Ernest Ronan, continuó las investigaciones en la selva brasileña, y entre otras inscripciones encontraron la siguiente, cuyo origen fenicio, es indudable: “He llegado con un grupo de compañeros, a este extraño lugar, tras una larga y peligrosa jornada. Después de muchos días hemos acampado en esta zona montañosa, y hemos encontrado muchos minerales. Habiendo trabajado aquí durante dieciseis años, hemos adquirido mucho oro, metales y piedras valiosas. Firma: Elkton, comandante, y su escribiente, Nada”.

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Detalle de la la inscripción de Parahyba.

Por esa misma época el profesor Ladislao Netto: Director del Museo Nacional del Brasil, descubrió y descifró la famosa inscripción de Parahyba, cuyo mensaje de dolor y desesperación narraba la odisea de un grupo de fenicios perdidos que se lamentaban de encontrarse en una tierra cálida y malsana.

Posteriormente un industrial brasileño, Bernardo Da Silva Ramos, logró acumular en la misma zona un total de 2.800 inscripciones que luego llevó donde un rabino de Manaos quien, tras haberlas estudiado cuidadosamente, las identificó como de origen fenicio; lo que sugiere que, en algún momento del nebuloso pasado precolombino, un grupo de marinos de esa raza tomó tierra en el continente sur americano.

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Interpretación de Da Silva Ramos de la inscripción fenicia de la Piedra de Gávea, Río de Janeiro

Da Silva Ramos publicó sus investigaciones en un interesante libro, donde se especulan diferentes teorías, de las cuales la más lógica y fascinante es la siguiente: En el año 146 antes de Cristo, Cartago fue destruida por los romanos en la última etapa de las guerras Púnicas. El remanente de la flota fenicia huyó, a través de los Pilares de Hércules rumbo al sur, en un intento desesperado de escapar a la destrucción total, y es más que probable que fueran perseguidos por unidades de la flota romana al mando de Escipión Emiliano con el fin de hacerlos perderse en las inmensidades del mar desconocido, el océano Atlántico.

Quizás el grueso de la flota perseguidora obró con cautela y se devolvió, pero por lo menos una nave romana en el ardor de la cacería continuó tras las naves fenicias, siguiéndolas hasta las costas de Venezuela donde se supone que dicha nave naufragó.

Los cartagineses continuaron su huida sin detenerse, hasta llegar a las cosas del Brasil, específicamente en las bocas del Amazonas. En ese lugar se detuvieron, probablemente en la isla Caviana, de donde subieron luego por el Amazonas, hasta la región donde Da Silva Ramos encontró las misteriosas inscripciones.

Isla Caviana
Isla Caviana, en las bocas del Amazonas, adonde llegaron los viajeros después de su naufragio en las costas de Venezuela.

Las monedas romanas encontradas en Venezuela en el siglo 19, confirman el naufragio y explicarían también cómo unos pocos sobrevivientes lograron ganar tierra e integrarse con las razas nativas existentes, justificando así las leyendas de unos indígenas de pelo y ojos claros en la Goajira venezolana.

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Niña de ojos claros residente en el Municipio Uribia, Colombia, al norte de La Goajira

¿Teoría? ¿Leyenda? No se sabe; pero en 1952, el Dr. Louis Bombard, se hizo a la mar en una balsa de goma, saliendo desde África en Agosto, y llegando a Barbados, a solo unos cientos de millas de Venezuela, en Diciembre. Bombard llegó a las costas americanas impulsado por iguales corrientes y los mismos vientos que quizás trajeron a nuestras costas a aquel asombrado grupo de perseguidos y perseguidores en lejana época que se pierde en las brumas del pasado.

Alain Louis Bombard
Alain Luis Bombard , cuando en 1952 se hizo a la mar en Africa, en una balsa de goma.

Hay un interesantísimo libro del Dr. Charles Boland sobre exploraciones precolombinas, donde habla no solamente de los vikingos como precursores de Colón, sino de otras once visitas diferentes, con tan amplia y detallada documentación y cronología que no queda más alternativa que aceptar lo que allí se asegura. Según Boland, después del hombre paleolítico que entró por el estrecho de Bering los siguientes e inmediatos visitantes hacia América fueron los fenicios,

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Nave fenicia grabada en un sarcófago en el S. II D.C.

quienes por diferentes razones, muy bien documentadas en el libro, comenzaron a llegar desde el año 480 antes de Cristo. Parte de esta inmigración entró por Sur América; y en la prensa del día 4 de Octubre de 1970, un historiador chileno, Cesar Navarrete, confirmo lo dicho por Boland, al sostener que los indios Araucanos de ese país son de origen greco-fenicio. La migración se integró eventualmente al continente, no sin dejar interesantes rastros tanto en norte como en sur América.

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Mosaico de  trirreme romana encontrado en Tunisia

En Anno Domini LXIV, según Boland, un grupo de patricios romanos que no comulgaba con las ideas del emperador Nerón, y sabiendo que sus vidas y las de sus familias peligraban, decidieron escapar muy lejos, para lo cual habilitaron y equiparon una enorme nave romana. Estas naves que, entre paréntesis, eran verdaderas obras maestras de ingeniería naval, tenían en algunos casos capacidad para 1.300 toneladas. (En ese mismo año, por ejemplo, el historiador judío Flavio Josephus viajó a Roma en una que podía acomodar a seiscientas personas. Como puede verse, comparadas con las endebles carabelas usadas por Colón, los barcos de Roma eran auténticos trasatlánticos).

Dirigiendo la nave hacia las Columnas de Hércules se lanzaron al mar desconocido, el Atlántico, y tras varias semanas de navegación llegaron a lo que son hoy las costas de Virginia en los Estados Unidos.

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Los primeros barcos chinos eran destinados al comercio.
A partir de la dinastía Yuan ((1271-1368 n.e.) comenzó una carrera naval, que hizo de China la mayor potencia naval de la época.

La siguiente visita a nuestra América, la hicieron los chinos en el año del Señor CDXDIX. Dice Boland en su rigurosamente documentado estudio, que el siglo V después de Cristo marcó tremendos contrastes. En las Américas, las civilizaciones inca y azteca comenzaban su auge más brillante, mientras que en Europa se iniciaba la penumbra de la Edad Media. China Imperial, por otra parte, experimentaba un renacimiento, alcanzando un cénit de actividad industrial y cultural. En ese año, un devoto monje budista llamado Hoe-Shin contemplaba un ambicioso proyecto; el de llevar la verdadera fe hasta una tierra distante, mucho más allá del mar de la China y que era conocida como “Tahan”. Esta tierra incógnita y misteriosa estaba poblada por raros seres pintados, de mentalidad barbárica, quedando más o menos a unas 5.000 millas chinas hacia el este.

Cita Boland al eminente sinólogo alemán Karl Friederich Neuman, quien sostiene que, tras meses de laboriosa navegación, los gigantescos juncos de Hoe­Shin, llegaron a lo que es hoy Centro América, tierra de los mayas. Neuman tiene en su poder un manuscrito chino donde se relata detalladamente el viaje de Hoe-Shin hasta Tahan, y allí hay ciertas referencias que indican categóricamente a la zona Centro Americana y a los mayas. Entre las abundantes coincidencias citaremos sólo algunas. Primero: La referencia del árbol fusang, que es sumamente parecida a la planta de maguey, que crece en Méjico y Guatemala. Segundo: La referencia al nombre del rey. Hoe informa que el nombre del rey bárbaro era Ichi. La tribu con más pronunciada influencia en el arte y arquitectura maya era la Itza. Tercero: Citas concretas del lenguaje ideográfico maya. Como se sabe la escritura maya ha sido descifrada sólo parcialmente, y parece contener elementos alfabéticos característicos. Cuarto: Descripción concreta de costumbres, uso del metal, ausencia de agresividad guerrera, así como perfiles raciales y sociales.

Según Neuman y Boland, la terrible calamidad usada por la quema de los libros y códices maya y azteca por los religiosos españoles durante la conquista, dificultan la labor de hallar referencias a la visita de los embajadores budistas de la China Imperial. Sin embargo afirman, que tarde o temprano quedará confirmada dicha visita y será aceptada como lo fueron las visitas precolombinas de los vikingos a nuestra América. Tan extensa es la documentación del libro de Boland, que lamentablemente solo podemos resumir muy superficialmente parte de su contenido. Este libro de impresionante erudición sostiene que después de los chinos hubo otras visitas a nuestro continente, de las cuales, la de un monje irlandés llamado Brendan el Audaz es la que sigue en orden cronológico.

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Con una pequeña tripulación, El El monje irlandés Brendan partió hacia aguas desconocidas

Según Boland, en el siglo seis de nuestra era, los habitantes de Meso-América, disfrutaban de innovaciones culturales traídas al continente por un grupo de misioneros irlandeses capitaneados por un monje llamado Brendan. Este monje, venía de la turbulenta Europa, la cual estaba en plena Edad Media o Edad del Obscurantismo como también se le llama. En medio de la barbarie y la superstición que reinaba en el continente, Irlanda era uno de los pocos sitios estables y con relativa cultura. Brendan el Audaz por su parte, era un erudito religioso irlandés que por razones disciplinarias fue castigado de acuerdo con la costumbre de la época. Este castigo consistía en que el reo era puesto en una nave pequeña y lanzado al mar junto con aquellos cómplices o allegados que quisieran acompañarle. Según se creía, si Dios perdonaba al castigado, la nave regresaría segura a tierra. Si no, el mar se tragaba nave y tripulación. El monje Brendan, haciendo honor a su apodo y gracias a sus extensos conocimientos de navegación, no sólo mantuvo su nave a flote sino que movido por un espíritu de aventura, se adentró en el océano desconocido. Tras muchas semanas de navegación, el religioso marinero pudo llegar a una tierra florida y amable, totalmente desconocida, a la cual llamó: Isla Gloriosa. Brendan paró un tiempo en esa tierra y posteriormente pudo regresar a Europa, donde su llegada fue celebrada como algo realmente milagroso. Poco tiempo después Brendan publicaba un interesante libro donde narraba todas sus experiencias de viaje y describía las tierras nuevas que había conocido. Esta relación se hizo famosa, no solo en Irlanda, sino en toda Europa y especialmente en Portugal. Siglos después, la aventura de Brendan el Monje todavía mantenía su atractivo y era muy leída por exploradores, cartógrafos y navegantes. Martín Behaim, el ilustre geógrafo, quien presentó su famoso globo del mundo en Núremberg en 1491, coloca a la Isla de Brendan al Oeste de las Islas Canarias. De paso, es bueno recordar que Behaim estaba al servicio del Rey de Portugal, por lo que es más que probable que Cristóbal Colón, conociese bien el globo terráqueo de Behaim. Otro dato muy interesante es que Brendan llamó originalmente a la tierra que descubrió, Hai-Brasil.

Resumiendo drásticamente el libro de Boland, llegamos ahora al año 1472. En esta fecha; un famoso navegante portugués llamado Joao Vaz de Corterreal siguiendo una ruta marcadamente similar a la que tomaría Cristóbal Colón 20 años más tarde, partió hada el Oeste buscando tierras nuevas. Según parece, fue desviado hacia el norte y encontró de nuevo lo que exploradores Vikingos habían llamado New Foundland y que el marino portugués bautizó con el nombre de Tierra del Bacalao. Sin embargo, con un sigilo muy característico, los portugueses no dieron gran publicidad al viaje y descubrimientos de Corterreal. Aquí puede mencionarse también que en 1448 el veneciano Andrea Biancho, había dibujado un mapa que mostraba una gran isla en medio el Atlántico al sur-oeste de Cabo Verde. La posición de esta isla es casi exactamente la de Sur América. Los portugueses conocían perfectamente este mapa y se asegura que habían visitado nuestro continente mucho antes de 1448. Por lo tanto, Corterreal sí sabía exactamente lo que existía a tantos días de navegación rumbo al Oeste. La documentación de Corterreal es citada extensamente en un volumen titulado: “Descubrimiento de América 20 años antes de Colón” escrito por el Profesor danés, Sofus Larsen. La crónica de viaje es relativamente breve, de nuevo debido a la extrema reticencia de los portugueses en divulgar sus secretos, pero la información que allí aparece es tan precisa y detallada que no deja dudas que Corterreal sabía perfectamente lo que había hacia el Oeste, y fue gracias a esa información que el cartógrafo Behaim, a su vez pariente de Corterreal, pudo incluir a América en su globo terráqueo.

Cristóbal Colón, un italiano cosmopolita, sagaz e inteligente, seguramente había leído todo lo que existía sobre el tema antes de emprender su viaje. Es muy probable que apoyado en la aventura del marino portugués y bien enterado por sus narraciones y cartas de navegación acerca de lo que iba a encontrar, se lanzase a ese mar ya no tan incognito.

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Dióscoro Teófilo
Primer desembarco de Cristóbal Colón en América, 1862

El 3 de Agosto de 1492 las tres naves colombinas salieron de Palos, no en loca aventura hacia lo desconocido, sino con el firme propósito de llegar a las costas de esa nueva tierra, que tanto Colón como su gente, sabían que estaba allí.

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Rafael Sylva Moreno fue un caraqueño que nació en 1926.
Se inició como libretista y productor radial en varias radios, hasta que alcanzó su mayor éxito como escritor, productor y director del programa Nuestro Insólito Universo en la radio venezolana, desde principios de los años setenta hasta 2014.
También produjo novelas y documentales con historias sobre los caciques venezolanos, para Radio Caracas TV y la CMQ de Cuba, así como series de cine para la Creole Petroleum Co. y la Fundación Neumann. Fue articulista y profesor de radio en varias universidades y publicó ocho libros, la mitad relacionados con su programa estrella.
Ganador de infinidad de reconocimientos del mundo de la televisión y la radio, fue reconocida también su trayectoria como pintor, pues expuso en Caracas, Bogotá y Nueva York, y representó a Venezuela en las Bienales de Venecia y Sao Paulo en 1955.
Falleció en Alachua, Florida en 2018.

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