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La locura de escribir – Alejandro Moreno
36b, José Alejandro Moreno Guevara

La locura de escribir – Alejandro Moreno

La novela arrancaba con un halo de ternura que lo conmovió casi desde la primera línea. Avanzaba como cayendo en un abismo tranquilo, como si en aquellas páginas estuviera su vida. Esto lo contaminaba de tal manera que era imposible sustraerse a esa toxicidad. Ya había sucumbido a la noche del asombro. Cuando se percató ya había chocado la madrugada insomne con el alba. Solo halló con tristeza las últimas líneas de la novela: el primero de enero había aterrizado. del mismo autor
Visitantes precolombinos – Rafael Sylva Moreno
36b, NIU

Visitantes precolombinos – Rafael Sylva Moreno

Monedas romanas en Venezuela. Inscripciones fenicias en el Brasil. Mensajes inscritos en piedra por viajeros perdidos en la selva tropical; indígenas de pelo y ojos claros en la Goajira venezolana.¿Qué significa todo esto, qué misterio esconde?Corría el año de 1872, y por esos días, un ingeniero brasileño llamado Francisco Pinto, aficionado a las exploraciones y a la arqueología, descubrió en una de sus excursiones por lo profundo de la selva brasileña un grupo de 20 cuevas. En estas cuevas, encontró además unas extrañas inscripciones que le parecieron de origen fenicio. Pinto las llevó al Director de Historia y Geografía de Brasil, y éste confirmó sus sospechas acerca del origen de esta rarísima escritura.En 1880 el gobierno del Brasil, en colaboración con un científico francés, el Dr. Er...
Cardoso es libre – Alfredo Behrens
36b, Alfredo Behrens

Cardoso es libre – Alfredo Behrens

De lunes a sábado vive de las monedas de los conductores a los que ayuda a aparcar delante de un mercado de Oporto. Los domingos hace lo mismo en una iglesia cercana. Por sus ropas, no pareciera que recibe muchas monedas. O tal vez sí, pero las invierte en bebida. De hecho, nunca he visto a Cardoso completamente sobrio. Aun así, su conversación es lúcida. No sé si hay alguien que lo cuide; aunque incluso me señaló a una mujer que salía en su auto, diciéndome que le había abierto una cuenta bancaria a él, que nunca había tenido una cuenta. Pero bebe, mucho. Hasta el punto de que me sorprendió el día que declinó mi invitación a tomar una copa de vino. Antes, nunca habría rechazado una invitación así. Pero me explicó que se había peleado con la dueña del restaurante donde almuerzo en una mesa...