Gente que Cuenta

Alcachofas tiro fijo, por Ana Vidal

Jacques Le Moyne de Morgues Atril press
Jacques Le Moyne de Morgues,
Alcachofas, c.1575

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Mi tía abuela Mimi tenía una receta de alcachofas a la que ella llamaba tirofijo porque, decía, era el instrumento perfecto para impresionar a cualquier hombre. El tiro era suyo, por supuesto, y la caída, intencionada y sin retorno, de un candidato a su mano.

Era la época en que los maridos “se conquistaban por el estómago”, como estrategia para llegar al corazón (a veces solo a la cartera, pero el esfuerzo era el mismo). No creo que ella se hubiera atrevido a catalogar esta receta como “afrodisíaca”, ni siquiera sé si hubiera sabido el significado de la palabra. Pero en defensa del uso de esta arma mortal, fue algo en ese sentido a lo que apelaron sus palabras. La tía Mimi debe haber sido una experta en el tema, porque se casó tres veces. Nunca le pregunté si usó esta receta todas las veces, o si se tomaba la molestia de alguna customización.

Debo añadir que no entraba a la cocina a cocinar nada, sino tan solo a “orientar” a la cocinera bonachona y cómplice, que la adoraba. Sin embargo sí decía con orgullo que, los días de visita, nada salía de la cocina sin pasar por su implacable cernido. Y era impresionante, porque la gorda Ermelinda cocinaba muy bien.

La verdad, nada irrelevante, es que la tía Mimi contó con una ayuda preciosa de la naturaleza: era una mujer hermosa, de la que se decía que hacía girar todas las cabezas al escalar el Chiado de Lisboa. Era coqueta, divertida e inteligente también. No sería un espíritu ilustrado y culto, pero creo que nunca haya sentido esa falta, ya sea por sí misma o para llegar a los demás. Siempre estaba impecablemente vestida (en las mejores tiendas de Lisboa o París), recuerdo que olía a lavanda y a maderas exóticas, olores reunidos en una mezcla preparada exclusivamente para ella, a la que llamó “Vertige”. El nombre no sería, como se supone, del todo inocente.

El primer marido, curiosamente, murió de congestión. Pero no consta que haya sido al comer estas alcachofas, ya que su condición de presa estaba garantizada desde hacía siete años antes de la tragedia. Mimi enviudó a los veinticuatro años, justo a tiempo, por lo tanto, de jugar a la Lucrecia Borgia unos cuantos años más. Tres años más tarde, después de cumplir con el luto obligatorio, se volvió a casar con un ingeniero de puentes, amigo de su primer marido y muy solícito en su afán para recuperarse del luto. Cuando lo encontraron en el fondo de un barranco en Angola, poco más de dos años después de que se casaran, la tía Mimi lloró un rato y luego se consoló con el joven médico de familia, una adquisición útil para una vejez cómoda. Y así fue porque ella murió a la edad de noventa y seis años y yo todavía la conocí linda y dulce. Quizás porque, con este último marido, finalmente fue muy feliz.

Anota la fórmula mágica, quién sabe si algún día te serva a ti también:

12 alcachofas pequeñas

3 dientes de ajo picados

1 limón

200 g de jamón picado

aceite, lo que sea necesario

sal y pimienta

200 g de piñones tostados

Tostar los piñones en una sartén sin grasa y reservar. Retire las hojas exteriores de las alcachofas y corte las puntas, de arriba y abajo, dejando solo las hojas blancas. Frótelas muy bien con un limón cortado por la mitad, para que no se oscurezcan. Cocinar en abundante agua con sal durante unos 15 minutos o hasta que estén tiernas. Escurrir bien. Sofreír el ajo, añadir el jamón y luego las alcachofas para calentarlas. Ajuste la sazón, si fuera necesario, y mezcle todo, agregue los piñones y sirva caliente.

Ana Vidal
Ana Vidal (Lisboa,1957) estudió Comunicación, Marketing y Publicidad y se ha desempeñado como periodista, copywriter, cronista, letrista y otros istas, porque una mujer no cabe en una sola piel. Juega con palabras desde que se conoce, por gusto, impulso e necesidad de equilibrio. Apasionada por el universo de la lusofonía, sus otras pasiones son el mar, los viajes, la música y la cocina. Es miembro de la Sociedad Portuguesa de Autores y del Pen Club Portugués. Tiene libros publicados y otros cocinándose. Vive en Sintra, pero podría vivir en cualquier otra parte del mundo.
anavidal7@gmail.com

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