Klimt nos sorprende por la sensualidad de la mujer, pero al contrario de los artistas que la expresan por el desnudo, ¡él lo hace por sus ropajes! ¡Y qué ropajes!
Cubre los cuerpos con vestidos que solo dejan entrever la cabeza. La sensualidad brota de las prendas cargadas con la intensidad del color que solo él sabe dominar por sus extraordinarias armonías.
Hice este collage barroco tratando de demostrar lo dicho: hay veinticinco figuras de mujer y solo una de hombre, el del famoso beso. Diviértase el lector contándolas y ampliando la imagen para descubrir detalles. Es un homenaje a este gran artista de mi admiración.
Cabe destacar que este y todos mis collages publicados en Divertimentos fueron realizados con tijeras y goma de pegar, sin utilizar ni una sola vez los recursos de la computación gráfica.
Sobre Gustav Klimt (1862 – 1918)
Es muy probable que la presencia de tonos áureos en la obra madura de Gustav Klimt se remonte al oficio de su padre y más tarde de su hermano. Ambos eran grabadores de oro.
Lo cierto es que esta preferencia por los tonos amarillos y ocre, unido a su gran pasión por las mujeres, pasaron a ser emblemáticas en el artista, que no tardó en ser reconocido como el enfant terrible de Viena, donde realizó buena parte de su trabajo.
A pesar de que su obra temprana podría considerarse académica, el joven pintor no tardó en abrirse su propio camino. Tras un recorrido por Europa, concretamente Italia, su trabajo estuvo influenciado por el Art Nouveau, que de manera definitiva marcó la pauta no solamente en las artes plásticas, sino asimismo la arquitectura, la decoración joyería y muchas otras manifestaciones finales del S.XIX y comienzos del XX. Sin embargo, los estudiosos de su obra reconocen influencia griega, bizantina, así como su manifiesta admiración por el Durero y otros artistas medievales.
Klimt sucumbió a la pandemia desencadenada a raíz del fin de la Primera Guerra Mundial, falleciendo a la edad de 55 años.