Gente que Cuenta

“Aperturar” los oídos,
por Luis Alejandro Rodríguez

Jean Michel Basquiat Atril press
Jean-Michel Basquiat,
Pájaro en dinero, 1981

“Aperturar” es uno de esos verbos que la Real Academia Española ha aprobado a regañadientes. Tanto así que, aunque está muy extendido en el sector bancario y en otros ámbitos como sinónimo de inauguración, recomienda el uso de los verbos tradicionales como abrir e inaugurar y evitar su empleo como equivalente de abrir; por eso, pido disculpas a la Real Academia pero creo que su uso en el siguiente caso fue necesario.

Hace un tiempo estuve en una agencia bancaria, necesitaba una nueva tarjeta. Era una oficina pequeña y ese día estaba bastante concurrida, de manera que pacientemente esperé mi turno con la ejecutiva de cuentas. Había pasado un largo tiempo pero me faltaba poco, ya el cliente que me precedía estaba siendo atendido. Yo sería el próximo.

Desde donde yo estaba sentado, a través de los cristales, podía ver a la ejecutiva y el cliente en una amable conversación que muy pronto se transformó. El cliente, un señor de quizás unos 60 años, había cambiado la sonrisa inicial por una cara que expresaba un gran disgusto. Un ceño fruncido que se acompañó de manoteos, al tiempo que tiraba sus documentos de identificación sobre el escritorio de la ejecutiva y comenzaba a escucharse su voz.

El tiempo seguía transcurriendo, el cliente se paraba de su silla dirigiéndose a la salida, la ejecutiva lo calmaba, el hombre volvía a sentarse y  comenzaba un nuevo ciclo con los mismos resultados. A la tercera vez que el cliente enojado se dirigió a la puerta, yo pensé que era la definitiva. Me dirigí también a la oficina pensando que ahora sí sería mi turno.

Para mi sorpresa, lo que escuché fue el siguiente diálogo:

―Pero señor, no se moleste. Esa información es necesaria para resolver su problema.

―¡No!, usted lo que quiere es que yo confiese un delito que nunca he cometido. ¡Esto es indignante! Los voy a demandar por daños y perjuicios. Por favor, que venga el gerente.

―Señor, el gerente le va a preguntar lo mismo, ¿cuándo “aperturó” usted su cuenta?

―¡Mire señorita! A usted no le levanto la mano porque soy un caballero, pero si un hombre en este banco insinúa que yo soy un delincuente, capaz de aperturar cuentas bancarias, no respondo de mí. Yo he sido una persona honesta y honrada toda mi vida.

Era evidente que el señor cliente no entendía el significado del verbo “aperturar”, y que la ejecutiva no entendía lo que pasaba.

Ya la impaciencia se había apoderado de mí, así que  decidí entrometerme, y abriendo la puerta dije…

―¡Buenas tardes!

Tanto la ejecutiva como el cliente se sorprendieron por la interrupción, pero respondieron mi saludo con un “buenas tardes”. Entonces dirigiéndome al cliente le pregunté:

―Disculpe señor, usted es cliente del banco ¿verdad?

―¡Claro! Por eso estoy aquí, lo que pasa es que no sé qué le ocurre a esta gente…

―Señor, ¿y cuándo abrió su cuenta?

―¡Uf! Yo soy cliente desde hace 20 años, abrí la cuenta en enero del 2000.

Dirigí la mirada a la ejecutiva, que estaba boquiabierta. Ella se dirigió a su computadora, y en menos de tres minutos resolvió el problema del cliente, quien se fue más calmado y tranquilo, agradeciéndome por la intervención.

Llegó mi turno, obtuve mi nueva tarjeta, pero antes de abandonar la oficina le dije a la ejecutiva… “Mire, un consejo para que no tenga inconvenientes como el que le acaba de ocurrir, es importante “aperturar” los oídos con los clientes”.

Luis Alejandro Rodriguez e1701283899412
Luis Alejandro Rodríguez Castillo es médico venezolano, Master en inmunología del IVIC y Nebraska University. Fue Scientific Adviser en Sandoz Switzerland. Escritor y guionista para la ciencia. Desde hace varios años escritor para el espíritu. Autor de “El Tweet de Dios”.
luisr168@gmail.com

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