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En un selfie,<br/> por José Manuel Peláez
José Manuel Peláez, 236c

En un selfie,
por José Manuel Peláez

Me ocurrió hace poco algo que me dejó pensativo. Recibí el selfie de un antiguo compañero de estudio acompañado de su esposa y otras dos parejas conocidas comiendo alegremente en un nuevo restaurant y compitiendo por ver quien mostraba la sonrisa más cautivadora. Comenté lo bien que se veían y me olvidé del tema. Dos semanas después, me encontré con mi amigo por la calle y apenas le reconocí. Los hombros hundidos y los ojos casi muertos hablaban de un descenso a los infiernos contrastante con aquella maravillosa sonrisa del selfie. Mi amigo me confesó que unas horas antes de esa reunión se había enterado de que su mujer tenía un “asunto” con uno de los “amigos” que aparecían en la feliz imagen. Aturdido como estaba por la noticia, llegó a la reunión por inercia y también por inercia ...
Estrellas,<br/> por Lucy Gómez
Lucy Gómez, 236c

Estrellas,
por Lucy Gómez

Subieron a ver las estrellas al techo del edificio. No era una actividad corriente pero sí barata y no generó muchos comentarios. Lo más, una mirada de extrañeza. Porque aquel fue un día de Navidad con frío y lluvia. Lo normal era que aquellos muchachos se fueran a tomar algo o se quedaran refugiados en algún cuarto, jugando o viendo tele. Habían invitado a los conocidos a subir con ellos, pero recibieron unas cuantas miradas de extrañeza y algunas preguntas, como “ ¿Con ese frío?”,  o ¿“a ver qué?”, salpicados de dos secos “no gracias”. En realidad, fueron bien afortunados. Resulta que en los cielos de Europa se ve por estas fechas una lluvia de estrellas, las Úrsidas, el Hexágono de Invierno, donde brillan como en un collar celeste las estrellas más sorprendentes:  Sirio, Procyo...
Fita Leiva,<br/> por Luli Delgado (esp)
Luli Delgado, 236c

Fita Leiva,
por Luli Delgado (esp)

ler em portuguêsUna Navidad de hace muchos años estábamos todos reunidos en mi casa de infancia. Yeyé —tía de todos y ya pasada de los noventa— vivía con nosotros, así que, terminada la cena, mi mamá se la llevó para ayudarla a cambiarse, ponerse la pijama y acomodarse en su mundo nocturno.Al rato regresó mi mamá, con Yeyé ya instalada en su santo lugar, y le preguntó a la abuela, como quien busca disipar una duda al pasar:—Mamá, ¿tú sabes quién es Fita Leiva?Mi abuela contó que Fita había sido una amiga muy querida, muerta de tifus cuando era muy joven. Una de esas presencias que se quedan suspendidas en el tiempo.—Pues déjame decirte que esta noche cenó con nosotros —dijo mi mamá.—¿Cómo? —preguntó la abuela.Todos nos volteamos a esperar la respuesta. Yeyé, como la cosa más natural del mu...
Sin garantías,<br/> por Soledad Morillo Belloso
Soledad Morillo, 236c

Sin garantías,
por Soledad Morillo Belloso

No las tuvo nunca. La vida no firma contratos ni ofrece reembolsos. Uno vive como quien tantea una pared en la oscuridad, buscando una grieta por donde entre un hilo de luz. A veces la luz entra; otras, llega un olor antiguo, una sombra olvidada, una voz enterrada. Vivir es aceptar que el día puede volverse espejo, cuchillo, refugio o laberinto, y que no controlamos cuál será. La vida es una materia indócil. Se escurre, se contradice, se burla. Uno intenta entenderla y ella cambia de piel, se ríe de nuestras certezas. Vivir implica un acto de modestia: admitir que lo que creemos firme puede desmoronarse con un gesto, que la memoria es caprichosa, que el dolor tiene su calendario y la alegría su idioma. No hay garantías porque la vida no se deja domesticar; apenas se deja acompañar. ...
Girasoles,<br/> por Leonor Henríquez
Leonor Henríquez, 236c

Girasoles,
por Leonor Henríquez

read it in English        Buscan la luz, como la mayoría de las plantas, como nosotros los humanos en tiempos de oscuridad.Vincent Van Gogh los pintó en todas sus modalidades, en floreros, en campos, bajo la noche estrellada y dícese que los utilizaba como símbolo de agradecimiento.Justamente, “Con gratitud”, era el mensaje de la tarjeta bellamente ilustrada por girasoles, junto a un broche con el mismo motivo, que nos fue regalada al grupo de voluntarios del centro de atención al duelo al cual pertenezco.El texto de la dedicatoria hacía una analogía entre duelo y girasoles (Rhonda Poetker):“El duelo es como un girasol. En días tempranos, requiere constante y gentil atención. Frágiles y cautelosos, los girasoles voltean sus rostros a aquello que ofrezca calor, sanación y fuerza. El suave b...
Te cuento que…<br/> por Suzan Matteo 28/12
Suzan Matteo, 236c

Te cuento que…
por Suzan Matteo 28/12

Este año fue realmente variado y diferente. Vean: 2025 se deslizó entre historia, curiosidades y pequeños milagros. Enero nos llevó del Teatro de la Ópera de París a la Cueva de Nerja, pasando por la ternura de Winnie-the-Pooh y los horizontes lejanos de Australia. Febrero abrió los misterios del Libro de Dzyan, el Manuscrito Voynich y la cápsula en la estatua de Bolívar: secretos del pasado que susurran al presente. Nadie entiende nada del todo, pero a todos nos gusta mirar de reojo y sentir que sabemos algo que los demás ignoran. Marzo estuvo lleno de magia e inventos: del Libro de Thot a las Profecías de San Malaquías, y de tres mujeres que cambiaron la vida diaria con lavaplatos, limpiaparabrisas y Kevlar. Abril y mayo trajeron musas, ciencia y héroes olvidados: Matilde Urruti...