Las películas de terror son siempre iguales: una familia se muda a una casa donde las tuberías tiemblan y sueltan largos gemidos y las llaves de paso se quejan. Alguien abre un grifo y brota un chorro de aguas negras.
Martina se ríe de sus pensamientos, pero sigue pensando en esas cosas, porque el lavamanos de su baño ha estado silbando toda la mañana. No se atreve a llamar a un plomero porque la última vez que lo hizo le costó un mes de sueldo. En esa ocasión le dijo a su amiga Doralba que la acompañara porque siempre es incómodo para una mujer sola recibir a un hombre en casa. El plomero era un hombre cincuentón y de todas maneras les echaba a ambas unas miradas como de recluso a la hora del baño.
Todo se ha ido deteriorando desde que Rodrigo no está. Y eso que ella no es perezosa y trata de solucionar los problemas
Precisamente ha llamado ahora a Doralba para que la ayude con ese trabajo. No debe ser muy difícil cambiar una llave de paso. Con Rodrigo nunca tenía esos problemas. El reparaba todo en tan poco tiempo que parecía un mago. Y ningún hombre la molestaba. Por eso ha sentido tantos deseos de llorar hoy, cuando la llave de paso casi inunda el apartamento.
Todo se ha ido deteriorando desde que Rodrigo no está. Y eso que ella no es perezosa y trata de solucionar los problemas. Llave de paso. Eso la entristece más porque se parece a la frase “ave de paso”. Rodrigo fue un ave de paso. Era su gran amor y lo perdió de un día para otro. Suena el teléfono. Es Doralba.
-¿Vas a venir el fin de semana?- le pregunta.
-Si… ¿quieres que lleve algo? ¿una botella de vino? ¿un helado?
-Trae lo que se te antoje.
-Está bien; pero no te llamaba por eso.
-¿Necesitas algo en especial?
-No. Te llamaba porque vi a Rodrigo. Está de lo más acabado…
-¿Rodrigo? Qué casualidad. Y cuéntame un detalle: ¿andaba solo o estaba con ella?
-Estaba con ella.
-¿La viste desmejorada o sigue siendo bonita?
-Bellísima… perdóname, pero tú sabes que tu hermana tiene un físico envidiable. Esa se va a ver bien toda la eternidad. Bueno, manita: ya hablaremos de esas tonteras el fin de semana.
-Si… aquí te espero, Doralba. Gracias por la llamada. Y no te preocupes que ya eso para mí es clavo pasado.
-Sí chica, yo lo sé: clavo pasado.