Gente que Cuenta

Como ciego en balacera, por Luli Delgado

Maestro di Tavarnelle
Maestro di Tavarnelle
Teseo y el minotauro (detalle), ca. 1510-1515

Aunque vivamos hablándole horrores a la rutina, esa seguidilla de acciones de todos los días es justamente la que nos mantiene dentro de cierto orden y lógica de vida. Pocas cosas producen más miedo que sentirte perdido, o porque físicamente no sabes dónde estás, o porque no sabes cuál va a ser el próximo paso que vas a dar para regresar al añorado cotidiano.

Lo segundo yo creo que es peor, porque muchas veces uno no puede ni siquiera darse el lujo de declararse oficialmente perdido. ¿Cómo te reconcilias? ¿Qué haces ahora que terminaste esta fase de tu vida?  ¿Cómo seguir haciendo lo que no te gusta? ¿Cómo te recuperas de la debacle?

Y ahí es que te sientes como un ciego en medio de una balacera, porque te sabes en modo amenaza, pero no sabes por dónde vienen los tiros ni cómo reaccionar.

Perderse es no saber, y el miedo es no vislumbrar si vamos a salir de esa o no. No recuerdo peor vulnerabilidad y no creo que un perdido añore nada con tanta fuerza como el tiempo en que vivía dentro de una cotidianidad previsible.

Lo peor es que la emergencia parecería tirar por la borda la capacidad de raciocinar que tenemos en circunstancias normales. Simplemente no ves la salida, no encuentras el camino, no te acuerdas de cómo regresar, y, como si tuvieras telarañas en los ojos o hubieras entrado en un laberinto, por último no te puedes sentir más indefenso.

Después que pasa, porque de un modo u otro termina por pasar, uno recuerda con más o menos precisión los detalles, pero el momento de sentirnos perdidos, haya sido de segundos o de meses, es como un dolor de muelas, algo que no podemos describir a carta cabal, pero que no queremos vivir nunca más, y que, visto en perspectiva, nos cuesta comprender cómo fue que por último fuimos capaces de superar.

Por eso cuando alguien afirma que “habla más que un perdido cuando aparece”, al referirse a una persona que no para de hablar, yo preguntaría: ¿pero, cómo va a frenar su locuacidad, si viene de regreso de una pesadilla y por fin salió de ese aterrador laberinto?

¡Déjenlo que hable todo lo que le provoque, que gracias a Dios ya apareció!

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Luli Delgado es periodista venezolana, Master en Artes de Cine y  Video – por The American University, Washington, DC.
Fue Directora Ejecutiva de la Fundación Andrés Mata de El Universal de Caracas, y Gerente del Centro de Documentación de TV Cultura de São Paulo. Es autora de varios libros y crónicas.
delgado.luli@gmail.com

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