Gente que Cuenta

Cosas de borrachos por Victorino Muñoz

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Joan Miró
Botella de vino
1924

A todos los borrachos les da por creerse algo o alguien muy distinto de lo que son. Veamos:

  • Está el borracho Sansón, que se cree fuerte o tiene que demostrar su fuerza. Por cierto, una vez conocí a un sujeto capaz de voltear un carro, tras haberse bebido media botella de ron. Pero, cuando estaba sobrio, dejaba que fuera la esposa quien cargara la canasta del mercado.
  • El borracho payaso o mono, categoría en la que la mayoría suele caer en algún momento. Por suerte, los otros piensan que sus chistes son graciosos porque están tan ebrios como él; o él está tan ebrio que ya no le importa si nadie más se ríe.
  • El borracho cantante: está comprobado científicamente que cuanto más se bebe, más alto debe ser el volumen al cantar y menos posibilidades de acertar con las notas de las melodías o con la letra de la canción.
  • Borracho cursi: se pone sentimental en medio de la borrachera, o más bien cursi; te dice que te quiere, que eres su mejor amigo y que daría la vida sin ti. Sin embargo, al momento de pagar recupera toda su cordura y te reclama porque tú no tienes dinero.
  • Borracho fabulador: también hay muchos. Inventan historias tan interminables como incomprensibles en las que, comúnmente, ellos mismos son los héroes.
  • Borracho estoico o zen: no habla, solo contempla largamente la botella, como si la misma encerrara el más profundo secreto de la vida.
  • Borracho Rockefeller: el que piensa que tiene mucho dinero y comienza a invitar a todo el mundo.
  • Borracho amnésico: el que bebe para olvidar y por lo común olvida que no tiene para pagar. Al día siguiente tampoco entiende por qué tiene tantos morados en el cuerpo.
  • El borracho peleón puede ser de varios tipos: borracho Rocky Balboa, si le da por boxear; borracho Bruce Lee, experto improvisado en artes marciales. Por lo general, al día siguiente, es el borracho ojo apagado.
  • El borracho meteoro es el más peligroso de todos: siempre termina lamentándolo alguien.

Y ya que hablamos de este tema, deberían alguna vez considerar el incorporar un alcoholímetro a los sistemas del vehículo, de modo que éste no pueda encender si detecta que el conductor ha bebido. Sería un gran invento. Pero no me lo agradezcan todavía. Y salud.

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Victorino Muñoz
valenciano, autor de Olímpicos e integrados, ganador del Concurso de Narrativa Salvador Garmendia del año 2012 y Página Roja, publicado en la colección Orlando Araujo en el año 2017.
Foto Geczain Tovar

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