Gente que Cuenta

Crecer duele, por Luli Delgado

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“No nos acordamos mucho porque éramos pequeños, pero crecer duele, tanto como ahora duele envejecer”

Llevo varios días pensando en que somos muy injustos con la gente que envejece, vale decir, con nosotros mismos.

Nos miramos con pena y no nos damos cuenta de que cada momento de vida en realidad forma parte del proceso evolutivo, que empieza con el parto y termina cuando nos morimos, y para el cual no hay excepción.

La injusticia a la que me refiero es que no nos cansamos de aplaudir los esfuerzos de quien acaba de nacer, y en cambio apretamos la boca, por decir lo menos, con los esfuerzos de la gente que, como los aviones, inicia su descenso a tierra.

“¿Viste qué belleza de rosquitas?”, se comenta la gente admirada del bebé a los pocos meses de vida. En cambio, nadie habla de qué bella la barriguita que le ha salido a quien pasa de los cuarenta.

Lo mismo pasa con quien elogia los primeros pasitos de un niño pequeño y no los esfuerzos que hacen los más mayores por continuar su cada vez más ardua locomoción, eso por no hablar de las primeras palabras que se aprenden y no de las primeras palabras que se nos olvidan.

Los que vivimos ese proceso nos vemos presionados a disimular que lo vivimos. Por eso nos pintamos el pelo, hacemos dietas dignas de náufrago y pagamos fortunas en plásticas y reposiciones, todo esto aun cuando de antemano sabemos que envejecer es irrevocable y que debería ser más bien motivo de celebración. Algo así como: “¿Viste las arrugas que tiene? ¡Así se habrá reído en la vida!” O “¡qué bella su jorobita! Pero a que no lo han oído nunca, voy…

Muchos años atrás, a lo mejor se los conté, pero ya no recuerdo, cuando me salieron las primeras canas, le pregunté a mi peluquero de entonces que qué podía hacer.

“Pues las asumes”, fue su respuesta. “Buena idea”, pensé, y dicho y hecho.

No nos acordamos mucho porque éramos pequeños, pero crecer duele, tanto como ahora duele envejecer. Eso sí, sin ánimos masoquistas, estoy convencida de que podrá doler, pero es divertido, porque a diferencia de lo que pasa con la niñez, mano a mano con la vejez viene lo vivido. ¡Y que nos quiten lo bailado!

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Luli Delgado es periodista venezolana, Master en Artes de Cine y  Video – por The American University, Washington, DC.
Fue Directora Ejecutiva de la Fundación Andrés Mata de El Universal de Caracas, y Gerente del Centro de Documentación de TV Cultura de São Paulo. Es autora de varios libros y crónicas.
delgado.luli@gmail.com

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