Gente que Cuenta

Cruce de líneas, por Victorino Muñoz

Francesco Chiacchio Atril press
Francesco Chiacchio. Florencia, Italia

En algún momento de mi juventud, como tantos otros (quizás con excepción del que se inscribe en un seminario y va para cura), yo andaba medio extraviado, con más tendencia a la mala conducta que a la buena.

Pero cuando cumplí los 18, parece que caí en cuenta de que si no enderezaba el rumbo, iba a parar a la Navas Spínola, como se le dice aquí a la comandancia de la policía; y ya no tenía el salvoconducto que significaba para esos tiempos el ser menor de edad.

Sin embargo, no decidía qué hacer. Estaba entre la música y el deporte. Pero las decisiones en la vida parece que se toman solas; como cuando uno piensa en si quiere comer empanadas de pollo o carne, pero cuando va a comprar solo hay de queso.

Así las cosas, iba yo una mañana caminando por el centro de la ciudad, creo que andaba buscando trabajo, aunque sin mucho entusiasmo ni ganas, ya que no quería cortarme el pelo, que era un requisito exigido en la mayoría de los lugares (y que para tener buena presencia).

En el cruce de las calles Díaz Moreno con Libertad, donde antiguamente había un banco Latino, me encontré con mi amigo Nelson, quien había ya dado unas cuantas vueltas también, buscando a qué dedicarse en su vida adulta.

Le pregunté qué tal andaba y para dónde iba. Me comentó que a la Universidad de Carabobo, pues había comenzado el proceso de admisión para la Facultad de Educación. A falta de algo mejor qué hacer, lo acompañé. Vi los requisitos, llevé mis papeles, quedé admitido y me inscribí.

No voy a decir que no lo había pensado nunca. Porque la verdad es que sí. Cuando era niño mi madrina me preguntó qué quería ser de grande y respondí, sin pensar: profesor de literatura. ¿De dónde lo saqué? Ni idea. No tenía ningún familiar cercano que me sirviera de ejemplo; ni yo era un gran lector en esos tiempos.

Me gradué, entonces, como Licenciado en Lengua y Literatura, con muy buenas notas, debo admitirlo (y la modestia quede aparte). Pero siempre he tenido la inquietud de qué habría pasado en mi vida si yo hubiera tomado por otra calle, aquella mañana de 1993, y no me hubiera topado con Nelson.

Quién sabe. A lo mejor hubiera terminado en el mismo lugar, pensarán los devotos de los dramas griegos: era mi destino. El mundo da muchas vueltas, dicen. Una cada día sobre su propio eje. Y una alrededor del sol cada año. Y aquí estamos.

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Victorino Muñoz
valenciano, autor de “Olímpicos e integrados”, ganador del Concurso de Narrativa Salvador Garmendia del año 2012 y “Página Roja”, publicado en la colección Orlando Araujo en el año 2017.
rvictorino27@hotmail.com
Twitter:@soyvictorinox
Foto Geczain Tovar

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