Oswaldo Vigas contaba que su mejor amigo en París era Wifredo Lam. El pintor cubano era un hombre cincuentón y Oswaldo un joven de treinta. La obra de Lam estaba muy cotizada. Oswaldo siempre le decía “quiero un cuadro tuyo, pero nunca tengo dinero”. Pero un día, por cosas del azar, Vigas pudo comprar casi regalado un cuadro de Lam.
Las ilustraciones que hacía para André Breton y otros surrealistas lo hicieron más evidente y figuró entre los más destacados artistas del surrealismo.
La primera vez que Lam estuvo en París, antes de la Segunda Guerra Mundial, Picasso hizo que el gran marchand Pierre Loeb firmara un contrato con Lam y vendiera sus obras. Un tiempo después, Pierre Loeb se disgustó porque Wifredo Lam dijo que Picasso había copiado unas telas suyas. En relación con este caso, varios críticos opinaron que Lam había sido desleal con Picasso.
Entonces, Pierre Loeb, desbocado, inició una campaña contra Lam. Oswaldo cuenta que Loeb se divertía regalando obras de Lam a los pintores jóvenes para que pintaran encima. Un día, el pintor peruano Fernando de Szyszlo llegó hasta el taller de Oswaldo con varios lienzos de Lam y le dijo: “Pierre Loeb me dio estos cuadros para que pinte encima, pero me da mucha lástima eso porque son de un pintor sudamericano importante. Necesito dinero para comprar materiales ¿quieres una de estas telas? Oswaldo le dio todo lo que tenía, unos doscientos francos, lo que valía un lienzo sin pintar.
Vigas comentó el episodio: “Tenía ese cuadro en mi cuarto. Un día le dije a Wifredo “te quiero mostrar algo”. Vio el cuadro y preguntó asombrado ¿En cuánto lo compraste? Le respondí “en doscientos francos”. Y se iba a morir. Yo le debía veinte mil bolívares a Carlos Raúl Villanueva y le dije “mira, Carlos Raúl, yo no te puedo pagar, pero te tengo este regalo” y le di el cuadro de Lam… que ahora vale millones de dólares. Es una maravilla de cuadro… Creo que es la pendejada más grande que he hecho en mi vida”.
Oswaldo se reía del asunto, pero repetía:
-Es la pendejada más grande…
Nota del editor:
Man Ray expuso en la galeria Pierre, como otros surrealistas entre 1920 y 1930. Pero a principios de la Segunda Guerra Mundial, su dueño Édouard Loeb se exilió en Cuba y se apropió de ella un marchand alemán. Al terminar la guerra, Loeb la retomó después de un litigio donde intervino Picasso, su huésped más importante.
Estuvo abierta para exposiciones inolvidables hasta 1963.