Gente que Cuenta

El galán, por Getulio Bastardo

Ernst Ludwig Kirchner Atril press
Ernst Kirchner,
La visita – Pareja y recién llegado, 1922

Llegó una noche a casa de su amigo muy asustado, temeroso.
– Me están persiguiendo, me quieren matar. Escóndeme.
El amigo vivía en una casa con un garaje donde se podían guardar los carros alineados uno detrás de otro. Acomodaron o escondieron su camioneta primero y luego la del amigo. Así la hacía menos visible.
Toda esta maniobra la hicieron apresurados y en silencio, él muy nervioso, temblaba, le sudaban las manos, sus axilas parecían pozos invertidos, miraba constantemente afuera y a la calle.
Al fin entraron a la casa, donde la esposa del amigo, extrañada, los esperaba ya con la cafetera hirviendo.
Se sentaron en la cocina expectantes y comenzó su relato.

Vivía en un apartamento a cuyo edificio se mudó una pareja sin hijos. El esposo viajaba constantemente y la mujer se quedaba sola varios días a la semana. Algunas veces coincidían al frente del edificio donde se quedaba su carro por las noches, y ella salía a esperar transporte para ir al trabajo.
Comenzaron con los buenos días de rigor y sonrisa de por medio. Luego él fue más allá y ofreció llevarla a su trabajo. Los primeros días ella se negó, pero la insistencia de él dio sus frutos y al fin accedió.
Inmediatamente  quiso ir más lejos y propuso una salida juntos. La misma secuencia, no al principio y luego sí.
Fueron a un restaurante, cenaron, conversaron, hablaron de todo, se rieron; él no dejaba de proponer ir a más, ella se negaba.
Al regresar, la acompañó hasta la puerta de su apartamento y la besó. Fue un beso correspondido. Regresó a su casa convencido de que ya faltaba muy poco para consumar lo que quería.
Horas más tarde esa misma noche, recibió una llamada de un teléfono que no estaba registrado en sus contactos, y escuchó la voz temblorosa y el  llanto desconsolado de su vecina: “estoy en el motel La Boca del Lobo. Mi marido me trajo para acá y después de desnudarme me sacó para la calle. Estoy en la recepción. Me acusa de ser tu amante. Dice que te va a matar.”
Tuvo el valor de ir a recogerla. La encontró envuelta en una sábana y aun llorando. La llevó a casa de sus padres y luego a refugiarse.
Antes del amanecer desapareció, se fue de casa del amigo, de la suya y del trabajo.
El amigo esperó tres días para empezar a buscarlo. Fue a su casa y nadie abrió, fue a su trabajo y le dijeron que tenía tres días ausente.
Al cuarto día apareció presuroso y furtivo de noche, como la primera vez, a recoger su vehículo para mudarse definitivamente a otra ciudad, cambiar de profesión y de vida. No se ha vuelto a saber de él.

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Getulio Bastardo
Médico psiquiatra clínico, profesor universitario jubilado en Venezuela y activo en Perú, casado con seis hijos y seis nietos. Soy un viejo feliz
getuliobastardo@yahoo.com.mx

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