Gente que Cuenta

Emociones que cuentan, por Mayte Navarro

Max Beckmann Atril press
Max Beckmann,
Sociedad parisina, 1931-1947

Mi oficio es narrar acontecimientos, gratos en su mayoría, lograr que los protagonistas cuando lean esa descripción lo revivan con placer y quienes no estuvieron presentes, mueran de envidia o lo comenten como si hubiesen estado allí.

Comencé en la sesión de Sociales de El Universal hace 30 años, páginas que eran la premonición de Instagram, allí quedaban plasmadas alegrías, logros y éxitos de familias y empresas. Eran tiempos cuando el miedo no inhibía a nadie a posar con sus mejores galas para los fotógrafos.

En esta sumatoria de eventos que sucedían en la capital se agregarían los internacionales que me obligaron a ser una observadora incansable, motivaron mi curiosidad y mi necesidad de investigar, lo que me produjo el placer de aliarme a una de mis materias preferidas, la historia.

Me emocionaron las bodas principescas con su boato y sus guiones de cuentos de hadas. Si la de William y Kate resultó inolvidable, la más emotiva para mí, resultó la de Máxima de Holanda que me obligó a escuchar un par de veces Adiós Nonino, de Astor Piazzolla, para estar segura que era la melodía que había hecho llorar a la hoy reina de los Países Bajos.

La llegada de la tecnología nos acercó a los acontecimientos foráneos, nos facilitó seguir la pista de los protagonistas y nos puso a competir con gente que sin ejercer el oficio puede contar con ese don de manejar el verbo y encantar con él. Unos lo hacen divertido, otros no siempre saben que la ética es una materia que debe estar presente en todo comunicador.

Imposible olvidar la primera narración en vivo de Sociales a través de Twitter. Los 147 caracteres se convirtieron en camisa de fuerza que impedía describir el coctel en homenaje a Plácido Domingo con lujo de detalles. Había que dibujar con palabras la decoración del hotel Gran Meliá Caracas. Pero era necesario transmitir la emoción de los músicos que lo acompañaron en el concierto. A eso agregaría mi admiración por el tenor, que junto a la premura y lo acertado que debía ser el comentario resultaba harto difícil este estreno twitero.

La literatura también me ha hecho vivir momentos relevantes. Reseñar una conferencia que, como era costumbre, cerraba con un coctel y el agasajado era Mario Vargas Llosa, exigió un texto digno del Nobel. Su alocución, donde la libertad y la democracia marcaron el hilo conductor del discurso, caló hondo en una concurrencia que vivía en carne propia la ausencia de ambas. Debía guardar un recuerdo de aquel encuentro cercano, Después de pedirle permiso a su entonces esposa, Patricia Llosa, procedí a eternizar el momento.

También están esas pequeñas emociones guardadas en lo más profundo de nuestros pensamientos, que surgen cuando no las buscamos. Las que nos enriquecen emocionalmente y nos brindan el goce íntimo, alejándonos de las grandilocuencias que a veces tienen más de soberbia que sentimientos.

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Mayte Navarro.
Comunicadora Social egresada de la Universidad Católica Andrés Bello, Caracas. Ha ejercido el periodismo en galerías de arte, en el diario El Universal, mantiene el espacio Madame Glamour en el programa radial Las entrevistas de Carolina. Escribe de moda, arte y estilo de vida.
mayte.navarros@gmail.com

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