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La Bola de fuego, por Rafael Sylva

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San Antonio de los Altos, Edo. Miranda, Venezuela

San Antonio de los Altos goza de un clima fresco y saludable durante todo el año y pocas veces la temperatura sube hasta el punto de hacerse incómoda. Por esa razón sus habitantes sintieron extrañeza aquella noche de mayo de 1968, ya que el calor era sofocante y la fresca brisa que siempre sopla en esas alturas brillaba por su ausencia.

Como a la una de la madrugada la mayoría de la gente en el pueblo se encontraba acostada, pero José Rivero no lo había hecho todavía pues el calor no lo dejaba dormir. Fue por eso que se alegró al sentir cómo gruesos goterones comenzaban a caer sobre el techo de su casa y pocos minutos después estos se convertían en nutrido aguacero. Rivero estuvo un buen rato asomado a la puerta de su casa mirando la espesa cortina de agua que caía, y luego decidió retirarse a dormir. Fue en ese momento que todo se iluminó como si de repente se hubiera hecho de día, e inmediatamente el piso y la casa misma se sacudieron con un estruendo espantoso. Rivero solo atinó a pensar que se repetía el terremoto del año 1967.

Un testigo trasnochador que venía hacia San Antonio desde Caracas cuenta que pudo ver en medio del intenso aguacero cómo el cielo se iluminaba al tiempo que de las nubes brotaba una enorme bola de fuego que luego caía lentamente desde muy alto hasta un sector en la zona conocida como La Matica, e inmediatamente sintió como si todos los cauchos de su automóvil se reventaran al mismo tiempo mientras éste bailaba de un lado a otro en la carretera. Tal parecía como si el piso hubiese sido sacudido por el impacto de un puño gigante.

Mientras tanto, en el pueblo de San Antonio, el pánico cundió entre los habitantes, quienes en medio del intenso aguacero salieron corriendo para las calles y plazas, a la vez que otros acudían a refugiarse en la Iglesia, pues suponían que algo horrible estaba pasando.

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En el pueblo muchas personas aseguraron haber visto una bola de fuego cruzar los cielos y luego descender

¿Qué fue lo que sacudió a San Antonio de los Altos esa madrugada del 19 de mayo en 1968? En el pueblo muchas personas aseguraron haber visto una bola de fuego cruzar los cielos y luego descender. Otros afirman que no fue ninguna bola, sino un rayo común y corriente lo que cayó sobre San Antonio. El señor Félix Salerno, miembro de la Junta Comunal, opinó que si en verdad fue un rayo, su onda expansiva ha debido tener efectos dañinos en un radio de dos kilómetros cuadrados o más, pues solo así se explicaría el que un árbol que crecía a la entrada de una residencia fuese cortado de arriba a abajo y sus fragmentos esparcidos por una superficie de casi seis kilómetros.

Otros vecinos opinaron que la onda de choque debe haber tenido una fuerza equivalente a la de diez cartuchos de dinamita, o una bomba de alto poder, pues reventó todos los cristales del Colegio Arbor, causando amplísimos destrozos en la casa de otro vecino del lugar y destruyendo asimismo más de ochocientos metros de vegetación.

Aquí está el aspecto raro del asunto, pues es bien sabido que el rayo común y corriente, limita sus estragos a una zona muy limitada en el punto de impacto y nada más, pero los daños causados por el fenómeno de San Antonio de los Altos se extendieron por casi un kilómetro e incluían un enorme cráter de más de veinte metros. Grandes árboles fueron prácticamente desintegrados por la descarga que los dejó convertidos en tocones calcinados y las líneas telefónicas, así como los transformadores de fuerza también quedaron destruidos.

Todo lo anterior añadido al fuerte estremecimiento de tierra sentido por tantas personas obligan a pensar que lo que ocurrió no fue debido a una simple descarga eléctrica.

¿Si no fue un rayo causado por la tempestad, qué fue entonces?

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Las bolas de fuego vienen en dos tipos…

Frank Lane, en su libro sobre los elementos habla de un fenómeno eléctrico que por mucho tiempo ha intrigado a los físicos e investigadores: La bola eléctrica o rayo en forma de esfera. Este tipo o variación del rayo normal es una de las manifestaciones naturales más extrañas e increíbles y según dice el científico Donald J. Ritchie: “Las bolas de fuego vienen en dos tipos principales: Una esfera incandescente de color rojo y forma difusa que se desintegra con lentitud sin causar mucho daño, y también en forma de esfera blanco-azulosa, de gran brillo, que se desintegra con rapidez y explota al fin de su ciclo causando daños considerables a su alrededor”.

Se ha calculado que, al explotar, una bola de fuego grande puede producir presiones de hasta 100.000 libras (45 toneladas) por pulgada cuadrada. Dichas bolas aparecen casi siempre durante las tormentas y su tamaño varía de unos cuantos centímetros a varios metros. Generalmente estas esferas de fuego flotan durante varios minutos y se han conocido casos en que una de gran tamaño se mantuvo bajo una nube durante 15 minutos. La temperatura de las bolas de fuego puede alcanzar hasta los 5.000 grados centígrados, y el sabio francés Flammarion reporta el caso de una que abrió un limpio agujero en la pared de un edificio de apartamentos sin chamuscarla siquiera.

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Camille Flammarion en 1890

El mismo Flammarion asegura que la bola de fuego o rayo esférico es altamente peligrosa y cita cerca de cincuenta casos ocurridos en Francia. Uno de los más curiosos ocurrió en Feltri, Marche Trevisane el 27 de julio de 1789. Según parece una esfera incandescente penetró en un salón donde estaban más de 600 personas y mientras la gente, paralizada de la sorpresa, miraba a la bola de fuego que flotaba lentamente sobre sus cabezas, ésta descendió repentinamente y explotó con gran estruendo. Setenta personas resultaron heridas y diez encontraron la muerte.

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Otro caso, muy curioso también, se refiere a un sastre parisién que se encontraba reposando después del almuerzo en su apartamento de la Rue Saint Jacques en París, una tarde de Julio de 1852. Ilustración tomada de prevencioncontrarayos de Instagram

Otro caso, muy curioso también, se refiere a un sastre parisién que se encontraba reposando después del almuerzo en su apartamento de la Rue Saint Jacques en París, una tarde de Julio de 1852. Según aparece en la declaración jurada del testigo ante la Academia de Ciencias Francesas, esa tarde había estado lloviendo fuertemente y todavía se escuchaban unos truenos lejanos mientras él reposaba en un sillón al lado de la chimenea. Dice el sastre que primero escuchó un leve zumbido y luego comenzó a percibir un extraño olor. En ese mismo instante observó cómo del interior de la chimenea salía una esfera luminosa de color blanco azulado y del tamaño aproximado de una pelota de fútbol. Lentamente, como un gato, el globo incandescente se paseó por la habitación mientras el pobre hombre, lleno de asombro y terror, trataba de apartarse de su camino. En medio de un silencio impresionante, la bola de fuego recorrió serenamente todo el recinto y a medida que rozaba las paredes iba despegando el empapelado sin quemarlo ni chamuscarlo siquiera. Luego, como si actuara con inteligencia, regresó a la boca de la chimenea y desapareció tal como había venido. Fue entonces que el sastre reaccionó de su estupor y corriendo hacia la ventana pudo escuchar una explosión que hizo retumbar el piso y las paredes. Al asomarse a la ventana vio con asombro cómo la parte superior de la chimenea había quedado destruida.

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…más de cincuenta casos fueron registrados ante la Academia de Ciencias Francesa. Ilustración tomada de precencioncontrarayos de Instagram

Es indudable que todo lo anterior parece haber salido de un cuento de Edgar Alan Poe, pero es rigurosamente cierto y comprobado, pues como hemos mencionado anteriormente, más de cincuenta casos fueron registrados ante la Academia de Ciencias Francesa. No todos los casos ocurrieron en Francia, pues también en Alemania hubo un caso que es, si se quiere, aún más insólito que el del sastre parisién: este tuvo lugar en el pequeño pueblo de Bischofwerda, Sajonia, el 29 de abril de 1925. Un cartero de apellido Fasold hacía su recorrido normal en la tarde de ese día tormentoso en que el cielo estaba muy encapotado y todavía caían algunas gotas de lluvia mientras se escuchaban de vez en cuando truenos aislados precedidos de relámpagos. El cartero caminaba apresuradamente rumbo al poblado cuando, al levantar la vista para mirar un rayo muy fuerte, observó que de lo alto caía algo que aparentaba ser un barril de cerveza incandescente. El hombre, asombrado, se detuvo a mirar la extraña esfera luminosa y su sorpresa creció aún más cuando ésta, tras caer lentamente hacia el camino frente a él, rebotó suavemente y comenzó a acercársele. Fasold retrocedió poco a poco, pero a medida que la bola luminosa se le iba acercando, comenzó a apurar el paso hasta que al fin no pudo más y echó a correr, al tiempo que soltaba el saco de cuero lleno de cartas. Unos cien metros más allá se encontró con una familia que andaba de paseo y allí se detuvo para contarles lo que ocurría. Seguidamente todos presenciaron algo realmente increíble: la misteriosa bola de fuego llegó hasta el sitio donde había caído la bolsa del cartero y precisamente sobre ella, se desintegró con una ruidosa y violenta explosión. Simultáneamente brotó un rayo normal, el cual ascendió hasta los cables de la luz quemándolos y fundiéndolos. Cuando el susto y la natural cautela les permitieron acercarse, el sorprendido grupo examinó el sitio donde había ocurrido el fenómeno y encontraron los restos achicharrados del saco de cuero. Las cartas, sin embargo, estaban esparcidas por el suelo completamente intactas. De no haber sido personas muy serias las que atestiguaron al respecto nadie hubiera dado crédito a lo que ocurrió. Las autoridades científicas que investigaron el asunto no pudieron encontrarle explicación y se limitaron a expedir un comunicado donde declararon que todo se debía a “un fenómeno eléctrico de naturaleza poco corriente”.

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¿Qué es y cómo se origina?

¿Qué es la bola de fuego? ¿Cómo se origina? ¿Ocurre únicamente en Europa? En realidad, no existen respuestas definidas para estos interrogantes y lo único que se sabe a ciencia cierta es que se trata de un fenómeno eléctrico íntimamente relacionado con el rayo común y corriente. Como el caso es fascinante y muy poco común, los científicos de varios países han venido trabajando desde hace muchos años para descifrar el misterio y han tratado de duplicar tal fenómeno en el laboratorio. Esto último ha sido totalmente imposible, pero de esos experimentos e investigaciones han surgido varias teorías que, aunque no son definitivas, iluminan un poco este enigma tan curioso. Una de ellas es la siguiente. La bola de fuego se forma cuando dos rayos “normales” se cruzan en forma accidental y este cruce, en una atmósfera muy cargada de electricidad, permite que se forme la esfera eléctrica. Sin embargo, cuando los ingenieros electricistas alemanes que propusieron la teoría quisieron reproducir el fenómeno en el laboratorio, no tuvieron éxito.

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Peter L. Kapitza: ¿Esferas de plasma?

En 1955 el ingeniero ruso Peter L. Kapitza sugirió que la bola de fuego es una esfera de plasma que se forma durante la tormenta después de un rayo muy violento y cuando el aire se encuentra saturado de electricidad. La radiación electromagnética así generada causa una cascada de iones en forma esférica, la cual es alimentada por su propia energía que le permite sostenerse y movilizarse. Cuando tal energía se consume, la bola de fuego se concentra y se encoge. Al llegar este proceso a su punto crítico, la masa explota liberando toda la energía que le queda en un solo instante. Lo anterior, sin embargo no explica muy claramente. Otras características curiosas del fenómeno tales como su movimiento lento y flotante, el hecho de que no quema el papel, así como la forma casi racional de su comportamiento. El ruso Kapitza ha mencionado también que el fenómeno de la bola de fuego parece ser más frecuente en algunas áreas de la tierra que en otras, pues la mayoría de los casos reportados provienen de Europa y los EE. UU. y casi ninguno de África, Sur América o Europa Oriental. La verdad es que el fenómeno que nos ocupa sigue rodeado de fascinantes misterios, pero cientos de casos verificados indican que esta increíble manifestación eléctrica existe y actúa casi con inteligencia, aunque hasta el presente todos los esfuerzos realizados para penetrar el enigma han fracasado.

www.atril .press Bola de fuego 4¿Fue una bola de fuego lo que cayó sobre San Antonio de los Altos en 1968? Nadie podría asegurarlo, pero los relatos de testigos, así como las extrañas características del suceso ¡así lo indican!

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Rafael Sylva Moreno fue un caraqueño que nació en 1926.
Se inició como libretista y productor radial en varias radios, hasta que alcanzó su mayor éxito como escritor, productor y director del programa Nuestro Insólito Universo en la radio venezolana, desde principios de los años setenta hasta 2014.
También produjo novelas y documentales con historias sobre los caciques venezolanos, para Radio Caracas TV y la CMQ de Cuba, así como series de cine para la Creole Petroleum Co. y la Fundación Neumann. Fue articulista y profesor de radio en varias universidades y publicó ocho libros, la mitad relacionados con su programa estrella.
Ganador de infinidad de reconocimientos del mundo de la televisión y la radio, fue reconocida también su trayectoria como pintor, pues expuso en Caracas, Bogotá y Nueva York, y representó a Venezuela en las Bienales de Venecia y Sao Paulo en 1955.
Falleció en Alachua, Florida en 2018.

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