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La Cenicienta malvada, por Luis Alejandro Rodríguez

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Cenicienta
Fuente: Pixabay

Cuando percibimos algo como “inocente”, subestimamos el daño que nos puede causar. Este es el caso del estrés oxidativo.
Al igual que la diabetes o la hipertensión, el estrés oxidativo afecta a todo el cuerpo. Nadie dice “Yo soy hipertenso del brazo derecho” o “Yo soy diabético de la cintura para abajo” pero sí puede haber oído a alguien decir: “tengo la piel dañada por el estrés oxidativo”.
Las enfermedades que afectan a todo el organismo, dependiendo de las características individuales de cada uno de nosotros, pueden lesionar a unos órganos más que a otros. El estrés oxidativo puede mostrarnos el daño que provoca en la piel, pero no quiere decir que no esté atacando igualmente los otros órganos del cuerpo, por lo que en un futuro podría aparecer además del daño en la piel, Alzheimer, Parkinson, Hígado graso, Diabetes….
Para entenderlo de manera sencilla: lo que conocemos como oxidación, ese fenómeno que observamos en los metales, es un proceso químico que también le puede ocurrir a las biomoléculas como las proteínas, los lípidos, los carbohidratos y el ADN presentes en todas las células. Seguramente ha visto lo que le ocurre en poco tiempo a una manzana cortada y expuesta… se oscurece, y cambia su consistencia… ¡Se está oxidando!
Las biomoléculas oxidadas cambian su estructura y esto las lleva a una alteración de su función. Imagine una llave y su cerradura… ¿Qué pasaría si dobla la llave o altera la cerradura? ¿Funcionará? En ambos casos la respuesta es obvia… ¡No! Dentro de nuestro cuerpo, la llave en cuestión puede ser una hormona, un neurotransmisor… Las cerraduras pueden ser los múltiples receptores específicos que se encuentras sobre cada una de las células. Imagine que pasaría si se altera la forma de la insulina o la de su receptor… ¿Podría ser una diábetes?
Nuestro organismo tiene defensas naturales contra la oxidación, pero nuestros hábitos, nuestra alimentación, exposición a agentes contaminantes y radiaciones, provocan que los factores oxidativos sobrepasen nuestras defensas naturales, y esto es lo que se conoce como estrés oxidativo.
La oxidación es la Cenicienta Malvada de esta historia. Tiene dos hermanastras que han recibido toda la atención ―la hipertensión y la diabetes―. Sin embargo, subestimada y oculta ha podido hacer tanto daño como sus hermanastras.

Luis Alejandro Rodríguez e1653666013155
Luis Alejandro Rodríguez Castillo es médico venezolano, Master en inmunología del IVIC y Nebraska University. Fue Scientific Adviser en Sandoz Switzerland. Escritor y guionista para la ciencia. Desde hace varios años escritor para el espíritu. Autor de “El Tweet de Dios”.
luisr168@gmail.com

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