La cabeza de El Zorro, por Luli Delgado
Pocas cosas he deseado en mi vida con tanta vehemencia como la cabeza de El Zorro de la última página del álbum de Disney. El colegio entero andaba a la caza, pero nada que aparecía. Hasta que por fin “salió”, completamos el álbum y el capítulo pasó al olvido, o dio paso a otro álbum, vaya uno a saber.Esas barajitas recuerdo que olían rico, a tinta de imprenta, según me enteré después, y había que pegarlas con cola escolar o con almidón hervido, pero siempre con muchísimo cuidado para que no se chorreara, porque después se pegaban las páginas y el encanto de aquel tesoro se desvanecía inmisericorde.Para las monjas la regla era clara y muy estricta: barajitas nada más que a la hora del recreo, pero díscola de nacimiento, recuerdo la fascinación adicional de tratar de cambiarlas en el salón ...