El célebre retratista británico Jonathan Yoe presentó el retrato del rey Carlos III del Reino Unido, obra que comenzó a pintar cuando el monarca todavía era príncipe de Gales y culminó cuando había sido coronado, cumpliéndose así el destino, después de 70 años de preparación para suceder a su madre, Isabel II.
Se trata de un cuadro enorme, monumental, pensado para el salón de The Drapers’ Company, donde se encuentra una galería de retratos de monarcas británicos.
Un pequeño detalle revela la intención central del artista y es una mariposa monarca que revolotea cerca del rey, vestido con el traje de coronel de las Fuerzas Armadas Escocesas, cargo que ejerció hasta esta semana y que pasó a su hijo el príncipe William.
Yoe explicó que esta obra simboliza la metamorfosis, representada en la mariposa que pareciera querer posarse en el hombro del protagonista.
Señala que pintó una mariposa monarca porque representa el espíritu ambientalista del protagonista, ya que se trata de una especie amenazada, y el rey siempre ha hablado de mantener una relación positiva con la naturaleza.
Estos retratos permiten que se establezca cierta intimidad entre el artista y el modelo, la conversación con pocos testigos lo facilita y brinda pistas que luego permitirá al artista hacer un retrato más auténtico. De este diálogo, que se repitió pocas veces, el pintor percibió en Carlos, a un hombre con sentido del humor y con cierta sensibilidad.
Lejos de definir de manera clara el cuerpo del entonces heredero del trono británico, lo dejó envuelto en una capa de color rojo, color del uniforme, que produce una atmósfera cálida, pero a la vez dinámica. Se podría traducir que el rey, está envuelto en un universo inquietante.
Pero hemos querido ir más allá y nos encontramos que como toda obra presenta defensores y detractores. Algunos críticos han llegado a decir que el cuadro es una monstruosidad porque se le ubica en una especie de infierno. ¿Y un padre enemistado con un hijo y a la vez sometido a un eterno escrutinio, no estará a las puertas del Averno?
Pero más allá de las opiniones encontradas está la libertad del artista, que lejos de realizar un trabajo complaciente sobre un rey que carece de poder para encerrarlo en la Torre de Londres, en caso de no le gustarle la obra, pudo representarlo como lo percibió y, como todo el mundo, está rodeado del bien y del mal.