Gente que Cuenta

La mentira hecha canción, por Victorino Muñoz

Paul Klee Atril press e1673050642216
Paul Klee,
Canciones de amor de luna nueva, 1939

No sé qué me sorprende más: si la cantidad de canciones de amor que existen o el hecho de que muchísimas, con contadas excepciones, hablan prácticamente de lo mismo. A lo sumo hay tres o cuatro asuntos, no sé si llamarlos motivos, que se repiten y se repiten, desde los tiempos de Petrarca a nuestra era.

Algunas variaciones, algunos énfasis, palabras más, palabras menos, las canciones de amor hablan de:

– Lo inconmensurable del sentimiento: este amor llega a las estrellas, no hay montaña lo suficientemente alta (citando a Diana Ross), es eterno (Jerry Rivera dixit), nothing’s gonna change my love for you

– Por supuesto, el sentimiento es superlativo debido a las incontables virtudes de la persona amada, que es quien lo inspira: cuando aparece no hay estrellas (Yordano), tú brillas más que el sol (Ilan Chester), etc.

– Una variación (que combina las dos primeras temáticas) es, dadas las innumerables virtudes de la persona, la imposibilidad de poder expresar dicho amor, que es tan grande como inenarrable, inefable quizás: quiero decirte que te quiero, pero no encuentro palabras, no sé cómo, etc.

– Otra variación (también combinación o consecuencia de las anteriores) consiste en enumerar las acciones de las cuales nos olvidamos por causa de la persona amada o del sentimiento que nos hace sentir: yo contigo no siento el sonar de la lluvia ni el viento…

Si tú me quisieras: en este caso, quien canta se ve imposibilitado de consumar la unión: a) por la acción de un tercero, b) por la falta de oportunidad, b) por desinterés del objeto del amor, que tal vez lo ve como un amigo, o no sabe ni siquiera si existe; o d) porque si bien la persona es capaz de cantar y componer, como que no sabe hablar para decirle a la otra que la quiere. Cosas veredes.

Cómo voy a olvidarte o cómo podría vivir sin ti (también relacionado con el asunto amor grande): ya sea que se haya ido, o aún no, o que exista una amenaza, la canción habla sobre la imposibilidad de la vida y el tormento que supone la existencia sin la persona amada al lado: para qué quiero la vida, no me enseñaste a olvidarte, cómo pudiera vivir sin aire, etc.

Y ya. Más de la mitad de las canciones de amor se agotan en estos asuntos. La forma de decirlo, las metáforas, símiles, hipérbaton (el que más abunda), el oxímoron y otras figuras que se emplean, el motivo particular del que se habla (la boca, el cabello, los ojos, y hasta el trasero, según esos nuevos géneros urbanos), entre otros recursos, nos pueden hacer creer que son muchas cosas las que se dicen. Pero no.

Lo peor es que ni los que las cantan ni los que las repiten se creen demasiado esas declaraciones. Son solo canciones, palabras al viento, con sonido y nada más. Al parecer aquí se cumple aquello de que una mentira dicha mil veces se convierte en verdad o se convierte en canción.

Captura de Tela 2022 03 16 às 15.41.44
Victorino Muñoz
valenciano, autor de “Olímpicos e integrados”, ganador del Concurso de Narrativa Salvador Garmendia del año 2012 y “Página Roja”, publicado en la colección Orlando Araujo en el año 2017.
rvictorino27@hotmail.com
Twitter:@soyvictorinox
Foto Geczain Tovar

del mismo autor

3

Compartir en

    ¡Suscríbete a nuestro Newsletter!