Una dama es reina sin participar en certámenes de belleza. Eso sí, tiene una corona bien puesta. Florece en otras lenguas por ser la reina del relato conciso.
Ana María Shua (escritora argentina) ostenta el reinado de provocar mil sentidos en sus escritos. Ella, probablemente, ignora que jugó con el mundo artificial y robótico… Creo se anticipó al juego de la mujer virtual. ¡Oh!, ella eleva todo a otra dimensión.
Esta soberana tiene un relato que perdurará con mayúsculas en el imaginario de quienes lo lean y relean. Se vale de formas lúdicas para nombrar lo inasible como La que no está.
Novelar la ausencia es justificable, pero hacerlo con escasas palabras es una maravilla, y titularla La que no está reconfigura a cualquiera. La reina usa una frase figurada para talar nuestro oído hasta el final del relato. Todo reside en la singularidad -como lo dije- de nombrar con mayúsculas lo ausente. No hay excedentes en su escritura. Al inicio del relato, pondera su exclusividad. En el intermedio, le da rango de ser la mejor, la única; además, joven. Sorpresivamente, tiende el anzuelo a los hombres «distraídos».
Este (micro) relato juega, en su profundidad, con la virtualidad. Después de leerlo, no deje de escribir su nombre con mayúsculas. Aquí está el texto aludido de la Reina:
Ninguna tiene tanto éxito como La Que No Está. Aunque todavía es joven, muchos años de práctica consciente la han perfeccionado en el sutilísimo arte de la ausencia. Los que preguntan por ella terminan por conformarse con otra cualquiera, a la que toman distraídos, tratando de imaginar que tienen entre sus brazos a la mejor, a la única, a la que no está. (Casa de Geishas)