En los países más creativos en publicidad hay más premios Nobel.
Cada sociedad tiene mecanismos para asignar sus talentos. Algunas sociedades privilegian la creatividad, otras menos. Aquellas que deprecian la creatividad eventualmente dejan de innovar, porque al pagar menos a sus creativos, desalientan la inversión en actividades que los emplearían.
Las actividades creativas pueden ser individuales como la poesía, o colectivas como la publicidad. Los creativos individuales florecen como flores jasmincillo, crecen en cualquier lugar. Les basta tierra, sol y agua. De ahí que Chile y Portugal, ambos productores de buenos vinos, tengan premios Nobel de Literatura, aunque tanto Chile como Portugal aparecen cerca del final del ranking en creatividad publicitaria.
Tanto en Chile como en Portugal, ¿florecerían más poetas y menos publicistas? ¿O es que su publicidad es coja porque no aprovecha de sus poetas? Nada es tan simple, particularmente cuando se trata de arte. Así que vale la pena reflexionar sobre esto.
Entre las formas de arte contemporáneo, la publicidad es una de las más complejas e interesantes. El mensaje publicitario debe ser sucinto, como en la poesía. Al igual que en la poesía, la publicidad también combina palabras con imágenes y música para evocar deseos. También como en la poesía, la publicidad utiliza símiles, metáforas y símbolos.
Si hay tanto en común entre la poesía y la publicidad, ¿por qué en algunas sociedades la poesía alcanza un reconocimiento internacional mucho mayor que su publicidad?
Vale la pena entender esto, porque en la razón de este desajuste del reconocimiento entre poesía y publicidad, podríamos encontrar la razón de la falta de innovación en algunas sociedades. Y vale la pena que entendamos esto rápido, antes de que otro bruto venga a sugerir que no vale la pena gastar tanto en enseñar a escribir.