Gente que Cuenta

RCA Victor vs IPhone,
por Getulio Bastardo

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J.A. George Alias The GYPSY
Escuchando la radio, s/f

Era un radiecito chiquito, negrito de dos botones, el izquierdo del encendido y volumen, y el de la derecha para sintonizar las emisoras. Estaba colocado en una repisa de madera exactamente de su tamaño, clavada en la pared, lejos del alcance de los muchachos.
De frente se veía la silueta de la bocina que sobresalía del tapizado dorado que lo cubría y al lado el logotipo o símbolo de la marca; una corneta de boca voluminosa, (sinfonola) y un perrito escuchando y mirando dentro del cuerno.

Alrededor de ese aparatico nos sentábamos todas las tardes a escuchar El Derecho de nacer y después Tamakún, (el superhéroe radial de la época), y su fiel compañero Alí. La introducción decía así: “Donde la maldad oprima, donde el dolor desgarre, donde el peligro amenace…Allí estará Tamakún. El Vengador errante”.

Al parecer eran árabes, pero Tamakún hablaba arrastrando las erres.
Lo que no recuerdo ahora es si Tamakún era antes o después de El derecho de nacer de Félix B. Caignet.
Hombres, mujeres y niños nos reuníamos a escuchar las novelas y aventuras de las 7 pm de lunes a sábado. Aún la televisión no había invadido nuestras casas.
El domingo desde las 10 am, el público variaba un poco, congregando solo los varones, adultos y niños, escuchando el juego de béisbol y después las carreras de caballos. El 5 y 6 específicamente, donde cada uno llenaba su cuadrito desde 4 bolívares.
Estas actividades reunían a la familia en casa de mis abuelos, Jesús María y Luisa María, donde yo vivía con ellos; además de mis abuelos, mis tíos, y una que otra vecina venían a escuchar la novela en las noches y sus maridos los domingos el partido de pelota y las carreras.
Ahora pocas familias se reúnen alrededor de la mesa a comer y disfrutar, no solo de los bocados que se sirven sino de la conversación amena, familiar; del afecto indispensable de hogar. Ahora se sientan cada uno en la mesa con el celular en la mano, conversando con el aparato y los más lo hacen en su cuarto, donde comen, duermen, juegan con el teléfono, comunicándose con sus amigos.
Por supuesto que el adelanto de la comunicación es formidable, pero, ¿se puede decir lo mismo de las relaciones familiares? ¿Se comunican los hijos con los padres? ¿Interactúan afectivamente los miembros de la familia? ¿Disfrutan padres e hijos del calor del hogar?¿Se establece verdaderamente una comunicación afectiva y efectiva en la familia?¿Le ganó la competencia el celular al radio ? o ¿quién ganó y qué ganó?

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Getulio Bastardo
Médico psiquiatra clínico, profesor universitario jubilado en Venezuela y activo en Perú, casado, con seis hijos y seis nietos. Soy un viejo feliz
getuliobastardo@yahoo.com.mx

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