Gente que Cuenta

“Si una buena amistad tienes tú…” Por Manuel Pulido Azpúrua

Edgar Degas Atril press
Edgar Degas,
Amigos del pintor, 1885

“…Alaba a Dios, pues la amistad es un bien…”, cantábamos en la capilla del colegio. No cito el resto de la canción, pues derivaríamos por otros caminos más o menos de índole religiosa y de cuestionable calidad literaria.

De mi papá heredé una fidelidad absoluta a las amistades. Considero más cercanos a muchos amigos que a mis propios familiares. Mejor no me adentro en detalles, so pena de herir susceptibilidades y quedar fuera del intercambio familiar de Diciembre.

Pero, sí: mi padre es “amiguero”. Cuando le concede su amistad a alguien, tenga el afortunado por seguro que contará con él para las buenas y las malas, además de añadirlo a su lista de contactos para enviarles correos electrónicos.

Los amigos son aquellos con los que te puedes sentir a gusto expresando tu verdadero yo. Es decir, que frente a ellos no tienes que andar fingiendo o buscando palabras para no ofenderlos. Son aquellos que te conocen con tus virtudes y miserias, y a pesar de estas últimas te siguen tratando.

Los amigos pueden permanecer largo tiempo en silencio sin sentirse incómodos, no porque todo esté dicho, sino porque se sabe que hay veces que no es necesario hablar para estar agradado.

Pero hay que distinguir entre verdaderos amigos y los conocidos. Posiblemente la sensiblería de estos tiempos le ha restado sentido al concepto de amistad: Ya por ejemplo podemos tener miles de amigos en redes sociales, y resulta que tus auténticas amistades son tan solo un puñado.

Hay conocidos que nunca pasarán de ese nivel en los afectos de uno, aunque los tratemos por mucho tiempo. Esto hay que tenerlo muy claro.

También están aquellos pseudoamigos que traicionan y decepcionan por ello. Sin entrar demasiado en los matices, buena parte de la decepción se origina en demasiadas expectativas puestas en la amistad y porque no conocíamos del todo al traidor.

Solo la vida y una prudente administración de la información que vamos proveyendo de nosotros mismos, aunado a la escogencia correcta de la gente con quien queramos hacer amistad nos permite continuar cultivando amistades.

Este cultivo debe ser regado y abonado constantemente con la correspondencia, pero no en el sentido postal, sino retribuyendo a las amistades sus atenciones y aprecio, dándoles una vuelta de cuando en cuando, y guardando discreción en sus defectos.

El resto es sensiblería mediática y canciones de colegio.

Captura de Tela 2021 09 03 às 18.06.40
Manuel Pulido Azpúrua (Caracas, 1965) es Abogado por la Universidad Católica Andrés Bello y Máster en Administración de Empresas, Mención Finanzas, por la Universidad Metropolitana.
Se desempeña como consultor jurídico en empresas venezolanas.
Lector empedernido, mantiene en animación suspendida dos blogs “Gordon Blue” y “Wulebal”, además de tuitear con muy poca frecuencia como @noloven65.
Ha publicado textos en www.contexturas.org
noloven65@yahoo.com

del mismo autor

16

Compartir en

    ¡Suscríbete a nuestro Newsletter!