Gente que Cuenta

Sonia Sanoja en escena,
por Mayte Navarro

Sonia Sanoja Atril press
“Me impactaba su maquillaje profundo que subrayaba sus facciones mestizas…”

Recuerdo que todos los días llegaban a casa, acompañando al pan, El Universal y La Religión, este último porque mi abuela, además de ser muy católica, era admiradora del verbo de monseñor Jesús María Pellín, director del que por mucho tiempo fue el decano de la prensa nacional. Los fines de semana se sumaba El Nacional.

A los periódicos se agregaban varias revistas. Allí estaban Páginas, Kena, Momento, además de las extranjeras Hola, Familia, que era mexicana y otra argentina. Así conocí a los famosos de la época.

Entre las mujeres que me llamaban la atención y que eran noticia estaba una bailarina. Me impactaba su maquillaje profundo que subrayaba sus facciones mestizas. El negro del delineador alargaba más sus ojos que junto a sus poses dancísticas la transformaban en un felino. Me refiero a Sonia Sanoja, toda una institución de la danza venezolana y gracias al Festival de Artes Escénicas Franco Venezolanas regresa al escenario. Esta tercera edición es en su honor.

Aplaudo esta iniciativa porque recordarla es mostrar a mujeres que, en su época, cuando los prejuicios eran la norma, ellas supieron evadirlos y triunfar en sus carreras tanto nacional como internacionalmente. Superaron los tabúes y se colocaron en la cima. Sonia Sanoja es un referente de la danza contemporánea latinoamericana. Alcanzó el éxito en todos los escenarios con coreografías propias que dieron un giro a la danza, haciéndola más visceral, por lo que no solo exigía conocer el cuerpo, sino que era necesario ponerlo en sintonía con el alma, para que la técnica se cargara de sentimientos y pudiese comunicar el mensaje poético.

Al ver las fotos de esta bailarina que falleció en 2016 y que tres años antes se subió al escenario para interpretar Amor amargo, del coreógrafo Leyson Ponce, junto a su colega venezolana radicada en México, Graciela Henríquez, siento que lo que llamaba la atención a aquella niña era la capacidad de asumir su propio rol dentro de su profesión, de ser pionera al mezclar artes plásticas y danza, como lo hizo con Jesús Soto y el cinetismo, con Gego en el MACSI donde presentó Coreogegos.

Pero Sonia Sanoja no solo fue danza también convirtió al movimiento en literatura, filosofía, escuela y expresión. Varios libros dan fe de su pensamiento, su sentido crítico y su compromiso con el arte.

Aplaudo que esta mujer sea el centro del festival de Artes Escénicas, porque en la danza hay mucho de ella y porque recuerda a esas pioneras que abrieron las puertas a las mujeres del presente.

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Mayte Navarro.
Comunicadora Social egresada de la Universidad Católica Andrés Bello, Caracas. Ha ejercido el periodismo en galerías de arte, en el diario El Universal, mantiene el espacio Madame Glamour en el programa radial Las entrevistas de Carolina. Escribe de moda, arte y estilo de vida.
mayte.navarros@gmail.com

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