Penélope y la prueba del arco – Alfredo Behrens
Cuando estudiante de doctorado en Cambridge, hace unas cuatro décadas, me tocó un escritorio en el famoso Cavendish Laboratory. En un cruce de corredores vi, en un grupo conversando, un pelirrojo alto y delgado y me llamó la atención su meneo femenino al hablar. Unos meses más tarde podría haber jurado que en pub lo vi maquillado y de pelo largo y suelto. Inclusive tuve la impresión de que desvió su mirada al percibir que lo había visto. Pero, quien sabe no fuera la misma persona, y que, como su meneo, fuese apenas una impresión fugaz. Solo que, al volver de las vacaciones encontré sobre mi mesa un memorándum del laboratorio indicando que al Sr. John Fulano de ahora en adelante debería llamársele por Srta. Joan Fulana. Un colega de escritorio me explicó que durante mis vacaciones el pe...