Gente que Cuenta

Te cuento que…
por Suzan Matteo

Abraham Lincoln Atril press
Copia de la impresión litográfica coloreada a mano por Gibson & Co. Fuente: Biblioteca del Congreso de Estados Unidos.
Muestra a John Wilkes Booth disparando al presidente estadounidense Abraham Lincoln mientras estaba sentado en el palco presidencial en el Teatro Ford en Washington el 14 de abril de 1865.

Ocurrió un día como hoy.

No era domingo sino Viernes Santo aquel 14 de abril de 1865 y a las 20:30 horas, Abraham Lincoln se presentó sin mucho entusiasmo y discretamente en el Teatro Ford de Washington, acompañado de su esposa y sin escolta, portando en los bolsillos de su abrigo un tesoro peculiar: un pulidor de lentes, dos pares de gafas, un pañuelo de lino, un reloj de cadena, nueve recortes de periódicos, una navaja de marfil, una cartera de cuero y un billete de cinco dólares. La función teatral fue momentáneamente interrumpida por el gesto espontáneo del público al ponerse de pie para aplaudir al presidente de los Estados Unidos.

La noche anterior, Jueves Santo, Lincoln había sido perturbado por un sueño en el que estaba a la deriva en un río, en una barca que se había comenzado a hundir y aunque luchaba por mantenerse a flote todo era en vano. Trató de no darle importancia.

Tres días antes, había tenido un breve encuentro con simpatizantes congregados frente a la Casa Blanca. Entre la multitud se encontraba un hombre llamado John Wilkes Booth, actor de teatro y ferviente opositor de las políticas abolicionistas de Lincoln. «Ahora, por Dios, acabaré con él…», susurró Booth para sí mismo.

Volvamos al teatro. Cuando el reloj marcaba las 22:11 horas, Wilkes Booth, armado con una Derringer calibre 44 y un cuchillo, se deslizó sigilosamente hacia el palco presidencial mientras un actor deleitaba al público con un monólogo que arrancaba carcajadas y aplausos. Sin ser advertido, Booth tomó asiento en una butaca y, en un momento oportuno, disparó hacia la cabeza de Lincoln. En su desesperación por escapar, se lanzó al vacío desde el palco, hiriendo en el brazo con su cuchillo a un oficial del ejército. Mientras el público miraba atónito al asesino tendido en el suelo con una pierna rota, este gritó el lema del Estado de Virginia: «Sic semper tyrannis» (Así siempre con los tiranos), seguido de «El sur está vengado». Luego, huyó entre bambalinas sin que nadie se atreviera a detenerlo, desapareciendo a caballo en la noche.

Para algunos en la audiencia, todo parecía ser parte del espectáculo teatral…

Suzan Matteo Atril press
Suzan Sezille de Matteo es caraqueña, cosecha del 52; ingeniero industrial aplicada al área social; esposa, madre de dos, que ahora abuelea y escribe desde Inglaterra.
suzansezille@gmail.com
IG @tomadodeaquiydealla

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