![Una señorita que se fastidia,<br/> por Jimeno Hernández Droulers 1 Teresa de la Parra Atril press](https://www.atril.press/wp-content/uploads/2024/12/Teresa-de-la-Parra-Atril-press.jpg)
(1889-1936)
Ana Teresa nació en París en 1889, un año después que Guzmán Blanco abandonó Venezuela para retirarse en Francia y jamás regresar. Su padre, Rafael Parra Hernáiz, cónsul venezolano en Berlín, volvió a Caracas apenas culminó el guzmancismo.
Su familia es parte de la aristocracia terrateniente, por ello la niña pasa su infancia en una hacienda de caña llamada El Tazón cerca de Caracas. Esa vida provinciana, feliz y apacible, culmina en 1895, cuando muere su padre, y, su mamá, doña Isabel Sanojo, decide mudar a la familia de regreso a Europa.
Se instalan en España, específicamente en Mislata, Valencia. Allí es internada en el colegio Sagrado Corazón de Godella, donde pasa un lustro estudiando con las monjas y desarrolla un gusto por la literatura, disfrutando de las obras de Romain Rolland, Gustave Flaubert, Anatole France, y Guy de Maupassant, así como las escritoras Sidonie-Gabrielle Colette y Ana de Noailles.
A los 19 años escribe un poema para celebrar el día de la beatificación de la Venerable Madre Magdalena Sofía Baralt, versos premiados por el colegio al ser publicados en El Boletín del Sagrado Corazón.
En 1910, cuando tiene 21 años y es toda una dama, regresa a Caracas para mudarse a una casa entre las esquinas de Torre y Veroes, dedicándose a visitar cafés, conversar y tomar apuntes en su libreta, hábito de quien cinco años después, bajo el seudónimo “Fru-Fru”, publica en El Universal sus dos primeros cuentos: “Un evangelio indio: Buda y la leprosa” y “Flor de loto, una leyenda japonesa”.
En 1920 gana cierta reputación en el mundo de las letras, cuando Rómulo Gallegos, director de la revista Actualidades, publica otro cuento de Fru-Fru titulado “Diario de una caraqueña por el Lejano Oriente”, y José Rafael Pocaterra, editor de la revista Lectura Semanal, imprime entre sus páginas “Diario de una señorita que se fastidia” y las seis mil copias se venden en menos de una semana.
En 1923 se muda a París y al año siguiente, bajo el seudónimo Teresa de La Parra, publica su primera novela, obra titulada Ifigenia, diario de una señorita que escribió porque se fastidiaba. El texto participa en un concurso literario en esa ciudad auspiciado por el Instituto Hispanoamericano de la Cultura Francesa y gana el primer premio de 10.000 francos, catapultándola a la fama internacional.
![Una señorita que se fastidia,<br/> por Jimeno Hernández Droulers 2 Jimeno Hernandez Droulers Atril press](https://www.atril.press/wp-content/uploads/2024/11/Jimeno-Hernandez-Droulers-Atril-press--300x291.jpg)
Jimenojose.hernandezd@gmail.com