Historia de los dos tercos,
por Victorino Muñoz
En un puente muy estrecho, por el que solo puede circular un carro a la vez, se encuentran dos conductores, huelga decir que al volante de sendos vehículos. A la mitad se ven obligados a detenerse.Al mismo tiempo, se hacen señas de que el otro es quien debe retroceder. Nadie cede. Uno de ellos apaga el motor; el otro lo secunda. Ambos bajan del vehículo. Ninguno de los dos profiere palabra, pero se miran altivamente, desafiantes.De pronto uno abre la maleta el carro y, ante el asombro del otro, quien creyó en un principio que su rival buscaría un garrote o algo así, lo que ve es que saca un grueso volumen. En la portada se lee: “Don Quijote de la Mancha”. Comienza la lectura.El otro grita:- Cuando lo termines, me lo prestas.Al leer esta historia, estoy seguro de que muchos pensarán: “yo co...