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Había una vez un príncipe –  Mayte Navarro
35a, Mayte Navarro

Había una vez un príncipe – Mayte Navarro

Había una vez un príncipe que sabía que nunca sería rey. La gente decía que era el más buenmozo de los hijos de su majestad y por ello lo bautizaron como el soltero de oro. Su destino no estaba marcado por grandes responsabilidades y por ello consideró que vivir la vida loca sería lo más acertado. Al fin y al cabo, sólo se vive una vez.Pero el príncipe no disfrutaba solo, a su alrededor también había una corte de amigos que quisieron compartir la gran vida en Saint-Tropez o en Tailandia. Esos no aparecen ahora. Lo dejaron solo. Cosas de los adulantes.Las experiencias estaban en un yate full equipo, que incluía también los placeres de la carne. Al terminar las vacaciones unos regresaban a su existencia incógnita, pero el príncipe, quien había saboreado lejos de su palacio lo que él creía qu...
Algo de algoritmos en el trabajo – Cynthia Montaudon
35a, Cynthia Montaudon

Algo de algoritmos en el trabajo – Cynthia Montaudon

"Hoy hay más supervisión y control que durante la época del Taylorismo..." Todos hemos escuchado algo o mucho de algoritmos, sin saber a ciencia cierta qué son o cómo funcionan.  En su forma más simple, son como una serie de instrucciones para seguir una receta, pero en lugar de estar escritos en la hoja de una libreta, están insertados en un código de computación, y se usan para mucho más que hornear un pastel. Y están ahí, dentro de las máquinas, silenciosos y aparentemente inmóviles, pero funcionando a toda velocidad, tomando decisiones. Se temía que terminaran reemplazando a los empleados, pero para sorpresa de muchos, se convirtieron en sus jefes y supervisores, decidiendo a quién contratar, en qué posición colocarlos, cuánto pagarles, e incluso, cuándo despedirlos. Alguna...
Esa divina pichirrez – José Pulido
35a, José Pulido

Esa divina pichirrez – José Pulido

No quisiera gastar muchas horas escribiendo este texto sobre la avaricia. Pero escribir es un oficio reñido con el apuro. Se va tornando exigente: en el ordenamiento del palabrerío se invierten horas que nunca volverán. Además, causa daños colaterales: se devalúa la computadora, muere un cardumen de células de tanto meditar y se derrocha electricidad. Según la Divina Comedia, los avaros y los pródigos están atrapados en el cuarto círculo infernal. Su castigo consiste en dar vueltas sin parar y gritarse insultos. Los avaros perdieron el paraíso por haber guardado mal. Y los pródigos, por la manera como gastaron lo que tenían. Si escondes los billetes, aunque estés vomitando sangre, eres un avaro y el diablo hará pisillo con tus entrañas. Si agarras el dinero y comienzas a dilapida...
Canción para bordar pañuelos –  Soledad Morillo Belloso
35a, Soledad Morillo

Canción para bordar pañuelos – Soledad Morillo Belloso

Es de noche. Miércoles. Es tarde. Acabo de saberlo. Me pregunto cómo se canta un adiós a alguien que nos llenó la vida con su música y que se nos fue. Y en medio de esta congoja en silencio no se me ocurre otra cosa que bajar el volumen del ruido tan simplón y tan insensato que nos aturde el corazón, y buscar sin carta de navegación en mis memorias las caricias que Chelique tuve la gentileza de obsequiarnos. No voy a hacer una semblanza de este cantor de sueños. Eso se lo dejo a quienes hoy quizás consiguen sentir una tristeza menos invasiva. La mía está repleta de murmullos, de quejidos. Busco en una maleta vieja un pañuelo. Quiero bordarle la palabra ansiedad. El país que Chelique acarició con versos y melodías existe. Él lo escuchaba y lograba escribirlo y describirlo con una ...