Gente que Cuenta

Cornetazo, por Luli Delgado

Silencio Atril press
“Lo curioso es que no creo que las cornetas tengan cuerdas vocales”.

En estos días me despertó un cornetazo fuerte, largo, sostenido, de esos que niegan cualquier posibilidad de dar media vuelta y seguir durmiendo.

Mala manera esa de amanecer con los oídos tan agraviados, pero en fin.

Mientras subía a la superficie de la conciencia, se me ocurrió que las cornetas de los carros son como las voces humanas o inclusive la de los animales. Nunca suenan sin un propósito: a veces un toquecito basta para saludar o para avisarle al de adelante que el semáforo se puso verde. Otras veces son voces irritadas e irritantes como la que me despertó, cargada de prisa, rabia, impaciencia. Vaya uno a saber.

Y no hay que olvidar las cornetas festivas, esas que celebran el triunfo de un juego o la salida de los novios ahora consagrados en matrimonio.

Lo curioso es que no creo que las cornetas tengan cuerdas vocales. Una sola nota les basta para ser capaces de comunicar varios mensajes.

Me meto por esa calle a medida que me resigno a tener que levantarme, y trato de imaginarme cómo funcionarían los carros mudos. Creo que viviríamos en un mundo más tranquilo.

Que los conductores puedan gritar lo que quieran, pero sin el acompañamiento de la corneta…

Recuerdo aquel cartel de una enfermera con el índice en la boca que quedaba a la entrada del Centro Médico. ¿Los venderán hechos así o habrá que mandar a imprimirlos? En momentos como este el asunto me interesa…

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Luli Delgado es periodista venezolana, Master en Artes de Cine y  Video – por The American University, Washington, DC.
Fue Directora Ejecutiva de la Fundación Andrés Mata de El Universal de Caracas, y Gerente del Centro de Documentación de TV Cultura de São Paulo. Es autora de varios libros y crónicas.
delgado.luli@gmail.com

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