Cornetazo, por Luli Delgado
En estos días me despertó un cornetazo fuerte, largo, sostenido, de esos que niegan cualquier posibilidad de dar media vuelta y seguir durmiendo.Mala manera esa de amanecer con los oídos tan agraviados, pero en fin.Mientras subía a la superficie de la conciencia, se me ocurrió que las cornetas de los carros son como las voces humanas o inclusive la de los animales. Nunca suenan sin un propósito: a veces un toquecito basta para saludar o para avisarle al de adelante que el semáforo se puso verde. Otras veces son voces irritadas e irritantes como la que me despertó, cargada de prisa, rabia, impaciencia. Vaya uno a saber.Y no hay que olvidar las cornetas festivas, esas que celebran el triunfo de un juego o la salida de los novios ahora consagrados en matrimonio.Lo curioso es que no creo que l...