
John William Waterhouse, 1916
En el siglo XIV, un grupo de jóvenes se reúne en un castillo lejos de la ciudad de Florencia. La peste negra arrasó el mundo entonces conocido.
Giovanni Boccaccio, en su “Decameron”, escrita entre 1348 y 1353, aprovechó un momento tan histórico para reunir a un grupo de diez nobles que, para escapar de la peste, se retiraró a ese castillo para pasar el tiempo, contando 100 sabrosas historias eróticas, algunas rayanas en la pornografía, con fuertes pinceladas de crítica a las costumbres y autoridades laicas y eclesiásticas. Fue el registro literario de una pandemia y una cuarentena, una ruptura con las tradiciones morales y literarias de la Edad Media.
Hoy, el principio de cuarentena es el mismo. Aislamiento.
Pero el mundo entonces plenamente conocido es otro. No salimos de una Edad Media. Al menos no una Edad Media como la conocemos históricamente
Un mundo más grande. Mas complejo. Más interconectado. Con reglas totalmente diferentes, contamos con numerosos eventos culturales. Innumerables vehículos para promocionarlos. Innumerables recursos para hacerlos efectivos. Un gran conjunto de países.
Me pregunto qué tipo de obra, independientemente de su tipo de manifestación, quedará como representación de este momento histórico.
¿Será el hedonismo el lema? ¿Es irónico? ¿Cruel? ¿Tristemente real? ¿Ingenuamente esperanzado?
¿Quedará alguno con la representación de un “Decamerón”?

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