Yo corría por el patio persiguiendo un perro que perseguía a una gallina y mi mamá me gritaba desde la cocina que dejara la ventolera con esos animalitos de Dios y me paré en seco.
-¡Es Daniel Santos!- grité desaforado y mi mamá dejó de hacer lo que estaba haciendo y se asomó colocando la cabeza en posición de antena viviente tratando de escuchar más allá del patio y de los confines del barrio.
“Señora del pecado
luna de mi pasión,
mírame arrodillado
junto a tu corazón”
-Daniel está cantando en la Radio Nacional ¡Prende la philips rapidito, chico!- me gritó y ya yo estaba en la sala-comedor sintonizando a Daniel Santos, en el aparato de radio tipo capilla que mamá llamaba confianzudamente “la philips”, de la misma manera que a Marilyn Monroe le decía “la Marilyn” como si fueran amigas de lavar y de tender ropa.
Daniel Santos Betancourt, cantante de la época de oro de la Sonora Matancera, era uno de los ídolos de mi infancia. Compartía mis admiraciones con Groucho Marx, Frankestein y Hank Aaron. Nadie, jamás en la vida, hubiera podido adivinar que en el futuro yo sería amigo de Daniel Santos y que hablaría muchas veces con él. En sus últimas visitas a Caracas, lo acompañé en sus ensayos musicales y en reuniones con Héctor Mujica, quien escribió las memorias de Daniel.
Recuerdo la última vez que hablamos. Se veía desenfadado, irreverente. En la hebilla de su correa se leía el nombre “Puerto Rico”, grabado sobre la bandera de la isla.
Daniel Santos compuso más de seiscientas canciones en su larga vida artística pero apenas sabía tocar un poco la guitarra. Componía “por intuición”. ¿Cuál de tantas canciones le ha gustado más al público femenino? Le pregunté.
-Perdón…-respondió con la mirada desenfocada en una niebla de recuerdos.
-¿Por qué me pides perdón?
-No chico: la canción titulada “Perdón” es la que más ha atraído a las mujeres… creo que a ellas les gusta eso… que uno se les rinda.
Como para confirmar lo que opinaba mostró sus brazos: en el derecho tenía tatuado el nombre “Augie” y en el izquierdo albergaba, dentro de un corazón a “Lucy Santos”.
-Augie fue mi primera novia y Lucy mi primera esposa… de haber seguido esa moda tendría todo el cuerpo tatuado…