Gente que Cuenta

Escribir para otros – Victorino Muñoz

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Cuaderno de direcciones
Hannah Höch, (1917-1978)

Escribir para otros y por otros es lo que hago. A eso me dedico: copywriting y que lo llaman. Me contratan médicos, arquitectos, abogados, ingenieros, maestros y charlatanes de oficio (se traduce coaching). Todos quieren presumir que saben, y que, de paso, escriben bonito.

Escribir para otros: ¿escribir para locos o para tontos? ¿Acaso no seré yo más loco, poniéndome a trasvasar al escrito lo que otros tienen en el pensamiento? Arte difícil es la escritura. Arte imposible el alquilar la pluma. Claro que eso de usar plumas ya se acabó, pero el que entiende de metáforas sabe también de apuros y de locuras (esta es, tal vez, la peor).

La primera dificultad de este ofidio (no fue un error ni transliteración; esto es tal cual: una serpiente sin cabeza que se muerde la cola, pero no tiene cola)… la primera dificultad de este oficio, decía, es que tienes que escribir para otros que no saben escribir, pero que a menudo usan la escritura para explicarte lo que tienes que escribir. Luego, la cosa deviene en arte adivinatoria:

– Donde dijiste “digo”, ¿quisiste decir “Diego”?

– Sí.

– ¿Y aquí qué Diego? Digo…

Lo siguiente es que normalmente los que te contratan para escribir son todos discípulos de Maquiavelo: solo piensan en los fines, jamás en los medios. No les importa si está bien escrito. O tal vez no se dan cuenta. Solo les importa que venda o que sume seguidores, likes, comentarios, que genere tráfico y demás indicativos del éxito literario en estos tiempos (hemos llegado a esto).

Pero el asunto no queda allí: normalmente te piden que vendas. “Quiero algo bonito, que enamore a la gente; que los haga comprar el producto”. Si supiera enamorar por escrito, ya tendría a mis pies a aquella por la cual suspiro. Si supiera vender, estaría haciéndote la competencia y te estaría ganando, porque yo sí escribo.

Dígame lo que quiere decir, pero dígalo rápido y dígalo claro. Yo soy escritor, no vendedor ni adivino. Y si no sabe ni lo que quiere, mejor no diga nada y calle rápido, que yo veré qué escribo: salga sapo o salga rana, abracadabra, aleluya. Quítense que allá voy con mi verbo encendido.

Escribir para otros: ¿trabajo o castigo?

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Victorino Muñoz
valenciano, autor de Olímpicos e integrados, ganador del Concurso de Narrativa Salvador Garmendia del año 2012 y Página Roja, publicado en la colección Orlando Araujo en el año 2017.
Foto Geczain Tovar

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