Acupuntura – José Pulido
Al entrar, notan que las sillas están ocupadas por mujeres ancianas. Algunas hablan de yoga, tai chi y ensaladas. Otras dormitan.
Él se concentra en la lectura. Su esposa observa los cuadros que llenan las paredes. Hay un paisaje de árboles sin hojas; en otro marco aparecen volando varios peces con colas de oro, escamas rosadas y bocas azules. Él lee unos antiguos poemas chinos que tradujo el poeta colombiano Harold Alvarado Tenorio. Lo hace para buscarle conversación al anciano médico acupunturista.
Una asistente criolla pronuncia el nombre de la persona que debe pasar al consultorio. Él y su esposa han llegado de últimos. Al rato se sorprenden cuando dos muchachas juguetonas salen del consultorio tomadas de la mano. Inmediatamente después aparece un muchacho alto y rubio. También s...