Gente que Cuenta

Estafados.com C.A. II, por Victorino Muñoz

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René Marcil,
Carro lleno de tontos, 1988

Entre los muchos correos que nos llegan están esos llamados basura, phishing. Y no faltan los de la muchacha de no sé qué país de África que no puede retirar sus ahorros. Los del funcionario del Fondo Monetario Internacional que dice que hay un saldo a nuestro favor. Los de la policía de Colombia que te envía una citación o la de España que te acusa de pedófilo.

El del FMI es muy chistoso. El mío decía que yo tenía 8 millones de dólares, y que solo debía dar un número de cuenta para que me transfirieran a razón de cinco mil al mes, hasta completar la cifra. Yo no sabía que el FMI guardara dinero de particulares. Lo que sí sé es que se tardarían 1300 años en transferirme todo. Razón por la cual dejó de parecerme interesante el negocio y así se los hice saber. Pero no me escribieron más.

En cuanto a la policía española, me dijeron que si no respondía iban a exponer toda la información del caso a través de las redes sociales. Tampoco sé de leyes, pero estoy seguro de que una información así debe formar parte un sumario y no puede divulgarse, menos aún por estos medios.

En general, la primera razón para sospechar que alguien me quiere estafar es que me ofrecen algo que no merezco o para lo cual no he hecho ningún mérito. Eso mismo le respondí una vez en la calle a un sujeto que insistía en venderme un reloj de oro que había comprado en no sé cuántos miles, pero que por ser yo, me lo dejaba a un décimo de su precio. Así que le pregunté:

– ¿Y por qué vas a hacer un negocio tan malo y darme ese regalo si ni siquiera me conoces?

El sujeto sonrió, hizo una seña así como si dijera “está bien, me descubriste” y se fue, a buscar otro tonto, que por allí debe haber bastantes. Todos los días sale uno a la calle; el que lo agarre, se lo queda. Y no es yo no sea tonto. Lo soy tal vez para otras cosas.

El punto es, para terminar la lección de hoy, que si usted no ha estado en España y no puede haber tenido problemas con la policía de allí, si no ha tenido tratos con nadie en Burkina Faso (y tal vez no sabe ni dónde queda), no tiene una herencia pendiente de cobrar y nadie le va a traspasar una fortuna por su linda cara (y tal vez ni la tiene), no le quepa la menor duda: lo están tratando de estafar.

Siga mi consejo, y no sea el tonto de alguien más.

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Victorino Muñoz
valenciano, autor de Olímpicos e integrados, ganador del Concurso de Narrativa Salvador Garmendia del año 2012 y Página Roja, publicado en la colección Orlando Araujo en el año 2017.
rvictorino27@hotmail.com
Twitter:@soyvictorinox
Foto Geczain Tovar

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