Gente que Cuenta

“In vino veritas …” – Roberto Managau

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Diego Velásquez, “Los borrachos”
1626-1628

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El periodista e historiador español, Jesús Hernández Martínez, es autor de diversas obras sobre la Segunda Guerra Mundial. Pero por sobre todo, se dedicó a contarnos anécdotas y curiosidades que se dieron durante el gran conflicto y que difícilmente se encuentran en la más conocida bibliografía que aborda o asunto.

Me llamaron la atención, los que se referían a los encuentros de los grandes líderes del lado aliado, que marcaban los destinos de la contienda así como definían la futura geografía política de la mitad del mundo. Durante esos años, podemos citar tres de esas llamadas “conferencias”.

Por cierto que estos encuentros nos deben de haber afectado de alguna forma indirecta a los que vinimos al mundo después de la gran contienda pero por ejemplo, en la Conferencia de Casablanca, en Marruecos, que duró 10 días, en enero de 1943, entre Franklin Roosevelt, Winston Churchill y Charles De Gaulle (y algunos asesores, imagino), estos líderes consumieron (por orden de preferencia), tres cajas de whisky, tres cajas de gin y una caja de cognac, lo que indicaría que el general De Gaulle posiblemente sería un poco más coherente que los otros.

En la Conferencia de El Cairo, que duró cuatro días, en noviembre de 1943, entre Roosevelt, Churchill y Chiang Kai Chek, se consumieron quinientas cervezas, treinta y cuatro botellas de gin, doce de brandy y ocho de whisky.

Por último, a pocos meses de finalizar la guerra, en febrero de 1945, en Yalta ( Crimea, al sur de la antigua Unión Soviética), se reunieron durante una semana, Roosevelt, Churchill y Stalin.

Parecería que los ingleses eran los encargados de “alimentar” el encuentro que contó al principio con ciento cuarenta y cuatro botellas de whisky, y otras tantas de jerez y de gin. Como era poco, un buque trajo unas mil botellas más de los mismos destilados. No obstante, faltaba más y también variedad y así llegó otro buque con vinos, vermouths, y champagne.

Parece que la cosa era en serio y el embajador británico se encargó de enviar a Yalta, cuarenta y ocho botellas de whisky, vinos, cognacs y la infaltable cerveza.

Era evidente que había que aliviar las tensiones … y así seguimos.

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Roberto Managau, uruguayo, reside en San Pablo desde 1982. Dirige un espacio de arte uruguaya y es apasionado por fútbol, guerras mundiales y algunas curiosidades de la historia.

rj.managau@gmail.com

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