Pan motorizado,
por Victorino Muñoz

Sucedió hace unos cuantos años atrás. Vivía en una urbanización en la zona norte de la ciudad. La mayoría de las compras había que hacerlas en el centro comercial más cercano, a unas seis cuadras para mí, que vivía en la primera calle de dicho conjunto residencial. Un día voy saliendo a comprar el pan y veo a un vecino, que va en la misma dirección, pero en su carro. Se detiene y baja el vidrio de la ventanilla:

– ¿Para dónde va, vecino? Yo lo llevo.

– No se preocupe: voy aquí cerca a comprar el pan.

– Yo también, suba, le doy la cola.

Bueno, no me quedó más remedio que aceptar el aventón. Y no dije nada, a pesar de que el vecino vivía en la misma calle que yo, pero en la primera casa, de modo que para él estaría como unos ochenta metros más cerca la panadería.

No lo entiendo, no entiendo eso de que las personas se empeñen en usar el vehículo para trechos tan cortos. ¿Sacar el carro para recorrer cinco cuadras? Y lo peor es que en esa época también había escasez de gasolina.

No, no estaba lloviendo, por si llegaron a pensarlo. Ni él iba para otra parte luego, ni llevaba alguna carga… Regresamos directo a la casa después de comprar; y para más, se empeñó en dejarme frente a la mía, para que no tuviera que caminar.

Se estima que los automotores emiten 1.5 billones de toneladas de gases de efecto invernadero cada año. Yo no tengo idea de cuál será el porcentaje de traslados de este tipo en el mundo (me refiero a los muy cortos, como el del vecino). Pero si fueran un diez o un veinte por ciento, la verdad podríamos contribuir a reducir en lugar de agravar el problema del cambio climático, tan solo caminando un poco.

Desde hace años vengo manteniendo al respecto una normativa personal, según la cual, si tengo que hacer compras en un sitio que está a menos de 2 km de mi casa y voy a cargar menos de 5 kg de peso, voy a pie. Más de 2 kilómetros o más de 5 kg, uso la bicicleta. Solo saco el carro cuando tengo que recorrer más de 10 km o llevarme un mueble u otro objeto pesado. Aclaro que un pan sólo alcanza los 250 gramos.

Así me hago creer que ayudo en algo con los problemas de nuestro contaminado planeta; de igual modo, ejercito y ahorro, tanto en gastos de combustible como en repuestos para el carro. Me ha funcionado, ya que por suerte sigo viviendo en un sitio donde tengo la panadería a cinco cuadras. Esa es la distancia ideal, aunque no sólo de pan viva el hombre.

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