Gente que Cuenta

¿Eres amigo de tu cerebro?,
por Luis Alejandro Rodríguez

Luis Alejandro Rodriguez Atril press
Ilustración creada por el autor con Inteligencia Artificial

La amistad es una calle de dos vías. En una buena amistad cada uno trata de hacer lo mejor por el otro, pero esto, voluntaria o involuntariamente, no siempre es así.

El cerebro es nuestro amigo más antiguo. Nacimos y maduramos al mismo tiempo. Aprendimos juntos a hablar, caminar, jugar, relacionarnos con el mundo exterior. Somos lo que somos porque siempre ha estado a nuestro lado.

Debemos reconocer que algunas veces le fallamos. Por ejemplo, si estamos acostumbrados a trasnocharnos, le estamos haciendo un gran daño. Qué podríamos decir si además tuviésemos otros hábitos perjudiciales como el del tabaco, alcohol, mala alimentación, sedentarismo… Tendríamos que admitir que como amigos, somos malos.

Ahora bien, tampoco él en algunas oportunidades se comporta exactamente como “un pan de Dios”. Veamos lo que a veces nos hace con la dopamina.

Se creía que la dopamina era el neurotransmisor del placer, que activaba el mecanismo conocido como circuito de recompensa. Luego de mayores investigaciones, se comprendió mejor su papel fundamental en el deseo, más que en el placer; en la ilusión de sentir, más que con la experimentación.

El cerebro establece sus prioridades en base a sus expectativas, tomando en cuenta la dopamina que se liberará. La que libere mayor cantidad será prioritaria. Cuando los niveles se mantienen muy altos el cerebro se acostumbra, se crea una tolerancia.

De manera sencilla… Imaginemos que revisar las redes sociales durante dos horas nos dé 100 dopaminas, y ponernos a estudiar o trabajar nos da 25: por esta gran diferencia, nuestro cerebro nos estaría empujando constantemente para que revisemos las redes.

Nuestro cerebro se comporta de manera egoísta. No le importa mucho si tenemos un examen, o que entregar un trabajo mañana. De manera involuntaria podría afectar nuestro desarrollo personal.

Pero entre amigos siempre se pueden resolver las cosas, aunque necesitemos la mediación y ayuda de dos amigas… la Razón y la Voluntad. La razón ayudaría a comprender que los hábitos no saludables perjudican al resto de nuestro organismo. Y también, la inconveniencia de perder dos horas diarias navegando en las redes.

La voluntad (que a veces necesitará la colaboración de la Disciplina) logrará que adoptemos y desarrollemos  hábitos saludables,  y él, limitará el tiempo para la revisión de las redes, digamos a 40 minutos, manteniéndolo así durante días hasta lograr que los niveles de dopamina se reduzcan a menos de 50… Aunque persista una diferencia, ya nuestro cerebro no tendrá tantas “objeciones” y aceptará que nos dediquemos a actividades más productivas.

Si se hacen las cosas bien esa amistad durará para siempre y envejeceremos juntos y felices.

Luis Alejandro Rodriguez e1701283899412
Luis Alejandro Rodríguez Castillo es médico venezolano, Master en inmunología del IVIC y Nebraska University. Fue Scientific Adviser en Sandoz Switzerland. Escritor y guionista para la ciencia. Desde hace varios años escritor para el espíritu. Autor de “El Tweet de Dios”.
luisr168@gmail.com

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